Acorralan a los fumadores

Actualizado
  • 11/10/2010 02:00
Creado
  • 11/10/2010 02:00
PANAMÁ. Fumar en las terrazas de los restaurantes, balcones de hoteles y en áreas sociales será prohibido según un nuevo proyecto antita...

PANAMÁ. Fumar en las terrazas de los restaurantes, balcones de hoteles y en áreas sociales será prohibido según un nuevo proyecto antitabaco. ‘Tendrán que cocinarse en sus propias casas’, dice la doctora Nélyda Gligo, presidenta de la Coalición Nacional Contra el Tabaquismo (COPACET).

Esta nueva barrera contra los fumadores, que será presentada a la Asamblea Nacional por el diputado Alcibiades Vásquez, incluirá aspectos sobre la protección del medio ambiente y la educación obligatoria en las escuelas acerca de los daños que causa el tabaquismo.

Vásquez señala que los restaurantes separaban la zona de fumadores y no fumadores con ‘líneas imaginarias’ o con puertas que cuando el salonero abría para atender, permitían el paso del humo, de allí las múltiples quejas.

La doctora Reina Roa, directora nacional de Provisión de Servicios del Ministerio de Salud (MINSA), agrega que ‘las discotecas se han inventado terrazas donde se permite fumar y esto afecta a los demás clientes (fumadores de segunda por la exposición del humo de los otros)’.

Gligo, por su parte, dice que durante estos años han obtenido varias victorias contra las tabacaleras y esperan también lograr erradicar estas terrazas que, afirma, ‘son financiadas por las propias tabacaleras’.

Además de esta medida, se tiene la intención de aumentar el precio de la cajetilla a 12 dólares, actualmente cuesta entre 3.25 y 4 dólares la cajeta.

‘La finalidad es no hacerla asequible a los jóvenes, aunque el grupo adicto comprará el paquete al precio que se le venda’, expresa Roa, y agrega que el grueso de los fumadores comienza el hábito a los 18 años.

Roa considera que se necesita ampliar más el cerco que contempla la Ley 13 de 2008: espacios como bares, discotecas, cantinas, oficinas públicas y privadas, medios de transporte público y privado, terminales de transporte y en los ambientes laborales cerrados.

‘Tenemos que trabajar en la educación del que fuma en casa, lo que no prohíbe la ley pero afecta a todos los miembros de la familia. También pretendemos lograr una cajetilla única por marca, para evitar que la industria tabacalera juegue con los colores para enviar mensajes a los consumidores’, comenta Roa.

CAMINO LARGO

Panamá viene implementando medidas desde 1970. En 2000 se inicia la preparación para el Convenio Marco, negociado en 390 países, para el control del tabaquismo y así frenar la pandemia más grande del planeta: cinco millones de muertes anuales que en 2020 podrían multiplicarse y alcanzar 10 millones de personas cada año.

Para cumplir con las disposiciones del convenio, se creó la Ley 13 de 2008, pero antes, el Decreto 17 de 2005 obligó a colocar mensajes de advertencia en el etiquetado de las cajetillas y prohibió la publicidad en medios masivos, aunque dejó abierta la promoción y patrocinio por parte de las tabacaleras, que luego se prohibió en 2008.

Entre las acciones que se estudian para disminuir la cifra de fumadores están: control de la oferta, del empaquetado; que las personas vean en la cajetilla el daño que produce. Que vean el contenido de esos productos: amoniaco, fósforo P4 P5 que se usa como plaguicida, naftalina, diluyente de tinta, monóxido de carbono, más de 4 mil sustancias, entre la combustión y el contenido del producto.

CONTRABANDO Y MILLONES

El contrabando de productos de tabaco es visible en puestos improvisados en la acera de la avenida de Los Mártires, Calidonia y Vía España, donde se exponen las cajetillas a precios que van desde los 50 centavos hasta los dos dólares.

Según Roa, ‘el incremento del impuesto y del precio no es sinónimo del aumento del contrabando, hay otras razones, hay documentos que revelan que las propias tabacaleras han estado detrás del contrabando’.

Gloria Moreno de López, directora de la Autoridad Nacional de Aduanas, reveló que en los primeros nueve meses del año, personal de la Dirección de Prevención y Fiscalización Aduanera (DPFA) decomisó cigarrillos de contrabando por un valor de 3.3 millones de dólares, siendo la provincia de Chiriquí la que registra el mayor decomiso, seguida de la provincia de Colón.

Moreno detalló que las marcas más traficadas son: Ibiza, Jaisalmer, Silver Elephant, Marshall y Cumbia, muchas de ellas con problemas de contaminación.

‘Estamos trabajando con Aduanas, se hacen operativos. A los vendedores ambulantes se les decomisa y destruye el producto. También hay sanciones escritas y pecunarias (multas), incluyendo el cierre del establecimiento que venda estos productos’, expone la doctora Roa.

CLÍNICAS PARA FUMADORES

Ante la ola de enfermedades asociadas al tabaquismo: síndrome de muerte súbita, nacimiento de hijos con bajo peso; asma, enfermedades crónicas pulmonares, cánceres de pulmón, laringe, boca, próstata, páncreas, mama; infarto al miocardio, impotencia sexual, abortos, entre otras, la ley contempla las clínicas de cesación, donde se recibe a quienes quieran dejar el hábito.

Estas clínicas ya existen en el Hospital Santo Tomás, en el Instituto de Salud Mental, en Boca la Caja, en Penonomé, y se abrirán las de Parque Lefevre y Colón.

Para los tratamientos, el Ministerio de Salud anunció la adquisición de los medicamentos. La meta es contar con más de una en cada provincia e instalarlas dentro de las escuelas, objetivo que se coordina con el Ministerio de Educación.

Isabel González es la coordinadora del programa de cesación de la policlínica Carlos Brin. Las cifras que muestra son más que halagadoras: ‘el 75% de los pacientes han dejado de fumar con la ayuda del equipo multidisciplinario que integran estas clínicas’.

Estos pacientes recuperados contaron con el apoyo de un especialista en neumología encargado de realizar el diagnóstico del fumador y darle orientación para mejorar su alimentación incluyendo más frutas y vegetales. En la recuperación del paciente, un pilar importante es el cambio de conducta.

DE POCAS PALABRAS

Jacinto es un hombre de unos 70 años. El miércoles asistió a la clínica de cesación de San Francisco. Al lado suyo, la psicóloga Soraya López revisa la hoja cuadriculada donde Jacinto marca la cantidad de cigarrillos y los días que fuma con una equis y en el día que no fuma, coloca un cero.

‘Antes, una cajeta por día; ahora, uno cada tres días’, es lo poco que dice el paciente mirando a la pared. López le dice a Jacinto que diga cómo se siente desde que ingresó voluntariamente al programa de cesación. ‘Respiro mejor’, responde el hombre mientras sigue mirando la pared como si cargara una gran culpa.

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