Corrupción se trajea de uniforme

Actualizado
  • 12/04/2011 02:00
Creado
  • 12/04/2011 02:00
Nueve días después del golpe, se prometía el ‘adecentamiento efectivo e inmediatode la Administración Pública’, la ‘erradicación del pec...

Nueve días después del golpe, se prometía el ‘adecentamiento efectivo e inmediatode la Administración Pública’, la ‘erradicación del peculado y fijación de sanciones severas para quienes lo cometan, sin distingos de posición social, económica y política’. Hubo ocho promesas más.

En su libro, Sanjur es reiterativo cuando remarca el incumplimiento de estos y los otros postulados que adornaron el famoso ‘decálogo de la Revolución’. Para ilustrar lo que piensa de esto, el autor se vale de un subtítulo: ‘La llamada revolución comienza a corromperse’. Cuenta que una mañana llegó algo más tarde de lo acostumbrado a la reunión de oficiales del Estado Mayor. Notó que en el puesto que usualmente llenaba, había un sobre blanco. Sanjur no demoró en preguntar de quién era y la respuesta enseguida tronó por parte del Tnte. Cnel Rodrigo ‘Botita’ García: ‘¡Cállate la boca y métete eso en el bolsillo!’ Sanjur quiso saber de qué se trataba y al abrirlo ‘varios billetes de cien dólares’ le sonreían. Con ingenuidad preguntó: ‘¿Esto... en qué va a ser utilizado?’, lo que fue respondido nueva, y abruptamente, por ‘Botita’: ‘¡Cállate la boca y métete esa plata en el bolsillo... Eso es tuyo!’ La reflexión de Sanjur es que ‘la llamada ‘Revolución’ comenzaba a podrirse desde adentro y más tarde sería tan notoria, que el público daría por llamarle ‘la robolución’.

El 20 de Octubre de 1968, el Gobierno Provisional a cargo de la Junta, divulgó un documento contentivo de diez promesas al Pueblo Panameño. Lo llamó el ‘Decálogo de la Revolución’. Tal proclama se divulgaba pomposa, bajo el título: ‘Postulados De La Revolución Sin Dictadura y Libertad Con Orden’. Comenzaba con un llamado al pueblo panameño para que atendiera los siguientes ‘postulados permanentes e invariables del movimiento de restauración de la República, que tuvo su origen en la noche del 11 de Octubre de 1968’. El primero --como fue citado arriba--, prometía adecentamiento de la administración pública y un ‘repudio absoluto al comunismo’; el segundo contra el ‘peculado’, el tercero prometía la ‘erradicación del nepotismo’ y el cuarto entusiasmaba con la ‘fijación de un nueva escala de valores humanos, en la cual, la capacidad y la honradez sean las únicas credenciales’.

Seguía el quinto postulado, mencionando la ‘limitación del volumen burocrático’, el sexto era promisorio de la ‘dignificación de los organismos de justicia a fin de que garanticen la sanción indiscriminada, sin privilegios ni padrinazgos, de todo delincuente’. Un séptimo postulado clamaba por la ‘utilización juiciosa de todos los recursos del Estado, tendientes al beneficio de los más y no en provecho de los menos’; el octavo avisaba la ‘desvinculación total de la Guardia Nacional del afán político partidista’ y el noveno sellaba la ‘identificación plena de ideales entre la Junta de Gobierno y la Guardia Nacional’. Completaba la lista el décimo postulado que citamos completo: ‘Llamado a elecciones generales, previa designación de 3 miembros del Tribunal Electoral, cuya trayectoria inspire confianza a todos los sectores de opinión y constituya plena garantía de unas elecciones libres y puras, mediante la revisión del Código Electoral’. Estamparon sus firmas el Presidente y Vice Presidente de la Junta Provisional, Cnel. José M. Pinilla y Cnel. Bolívar Urrutia, respectivamente.

Para Sanjur no fue difícil notar que la conducta de ‘Botita’, contrastaba con aquello del ‘adecentamiento de la administración pública’. Ese dinero que debía llegar a sus bolsillos, mientras cerraba la boca, era un aviso para saber por dónde irían las cosas en adelante. Otra señal. Sanjur recuerda que, más tarde, se enteró que Omar Torrijos y Boris Martínez enviaron un emisario a pactar con un personaje recluido por peculado en la Cárcel Modelo, con quien se transó libertad por asignación de la impresión de los billetes de la Lotería Nacional. La idea era utilizar los fondos para labores de acción cívica pero ‘los dineros se quedaron en los bolsillos de la oficialidad del Estado Mayor y en la caja menuda de la Comandancia’, reprochó Sanjur. Piensa que pudo haberse adoptado un plan de bonificaciones en lugar de utilizar un método tan tosco como el de ‘métete esa plata en el bolsillo’ y que ello estaba evidenciando el camino de la llamada ‘Revolución’, en lugar de la anunciada ‘Moralización y el adecentamiento de la Administración Pública’. Para Sanjur esos Postulados estaban, desde su nacimiento, corrompidos. Ellos, los gobernante, ‘iban a convertirse en una clase privilegiada con un apetito insaciable por el dinero hasta el extremo de hacer pactos y comprometer el país en negocios muy cuestionables’, lamentó el autor del libro.

Sanjur concluye que el denominado ‘Decálogo’ se fue depreciando a tal punto que no valía ni el papel sobre el que había sido escrito. El asevera que ‘no solamente no se adecentó ninguna administración, sino que se profundizó la corrupción, convirtiendo el país en un trampolín del tráfico de estupefacientes y de lavado de dinero. No importó el imperio de la ley y ninguna de las promesas, […] los ‘Postulados de la Revolución’ se ignoraron. Sanjur concluye que, ‘sea lo que fuere, la realidad es que la corrupción jamás se practicó en Panamá con tanta profundidad y amplitud, como en los años de tiranía’.

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