Las primeras malas notas

Actualizado
  • 28/02/2012 01:00
Creado
  • 28/02/2012 01:00
PANAMÁ.. Una fila de padres de familia espera en la dirección del Instituto América. Por las ventanas desnudas que dan al pasillo se esc...

PANAMÁ.. Una fila de padres de familia espera en la dirección del Instituto América. Por las ventanas desnudas que dan al pasillo se escapa la imagen de un hombre en saco y corbata que bien podría ser un médico general, pero no lo es. Es el profesor Juan Daniels, director del plantel más mediático de las últimas semanas.

Daniels reparte unos cuantos minutos a las consultas de los acudientes y de los docentes. ‘Son cosas sencillas, rutinarias en cada inicio’, dice, apoyándose en el respaldar de la silla mientras más padres se forman en la fila. ‘Contrario a lo que esperaba, ha sido más tranquilo, y mira los salones del tercer piso que aún no tienen techo.

Al profesor le preocupan otros temas, también de índole educativa. Comenta que el año pasado de 2,600 estudiantes que se matricularon, 75 se salieron por diversas razones. Este año inicia la misma población, y él quisiera que todos terminaran al final.

El bono escolar, explica, lo seguirán pagando por los próximos quince días, para aquellos padres que no pudieron pedir permiso en sus trabajos para acompañar a los estudiantes.

El Instituto América, blanco de críticas por el atraso más de las reparaciones, alberga en sus aulas a pensadores que ejercen allí la docencia como Rodolfo De Gracia, miembro de la Academia Panameña de la Lengua, y a Víctor Rodríguez, ganador del máximo galardón de literatura en Panamá, el Concurso Ricardo Miró.

En otro punto de la ciudad, en Paitilla, un puñado de estudiantes hacían de sastres y peluqueros al aire libre. Alumnas de los colegios Isabel Herrera Obaldía, José Antonio Remón Cantera y el Richard Neumann se cortaban los hilos de las faldas para añadirles unos centímetros más y así lograr ingresar al plantel; y los varones se cortaban pedazos de patillas con navajas.

Una madre discute con una inspectora que no deja pasar a su hija por llevar la falda arriba de las rodillas. Interviene una funcionaria de Meduca y la dejan ingresar. Una docente reclama que las reglas de disciplina son para todos los estudiantes por igual. No fueron los únicos inconvenientes en esos centros educativos.

EL PODER DEL BONO

En el colegio José Antonio Remón Cantera los padres del familia esperaban el bono de 20 dólares Al no recibirlos, la molestia se hizo palabras. Luis Price, presidente de la Asociación de Padres de Familia, les informó que el apoyo económico no sería entregado ese lunes sino varios días después. La aclaración vino al poco tiempo, pero no calmó del todo a los acudientes. Mirian Moscoso, directora del plantel, dijo que debido a muchos despidos y poco personal no se entregarían los bonos. Lo harán, aseguró, cuando contraten el personal para este trabajo.

En la escuela Artes y Oficios Melchor Lasso de la Vega, los padres y los estudiantes estaban descontentos por otras razones. Criticaban que hay sillas en mal estado, talleres en mal estado, 27 salones descuidados y sin materiales de trabajo. En otras palabras, allí se aplica el refrán ‘en casa de herrero, cuchara de palo’.

30 BUSES PARA 169 MIL ALUMNOS

Juan Pablo Mora, director de la Autoridad del Tránsito y Transporte Terrestre, reiteró que los estudiantes se transportarán en 30 metrobuses exclusivos.

Mora señaló que pagarán las primeras cuatro semanas con monedas y que aquellos que quieran viajar en los otros autobuses tendrán que pagar con tarjetas y les costará 25 centavos. El primer día de clases, muchos estudiantes que llegaron después de las siete de la mañana a los planteles aseguraron que fue por la falta de transporte.

Para el medio día, Meduca reveló una información que cambió el semblante de los propios docentes. La viceministra de Educación, Mirna de Crespo, declaraba que se habían falsificado órdenes de toma de posesión.

‘Llegaban docentes con esas órdenes de toma de posesión a escuelas que no necesitaban personal y los directores me llamaron’, relata María Elena Hil, directora de la Dirección Regional de Panamá Centro, quien afirma que le falsificaron su firma en 70 certificados.

Afuera de la oficina de Hill, los docentes esperaron por muchas horas. ‘Ahora tenemos más chance’, comenta un educador que labora en una escuela privada y que si le sale en Meduca renunciará allá porque acá le pagan más.

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