El viaje colegial del Metro

Actualizado
  • 11/01/2014 01:00
Creado
  • 11/01/2014 01:00
PANAMÁ. La partida estaba anunciada para las once y media xxxx, pero inició cinco minutos después. Los estudiantes, trabajadores del Met...

PANAMÁ. La partida estaba anunciada para las once y media xxxx, pero inició cinco minutos después. Los estudiantes, trabajadores del Metro, políticos, periodistas y demás invitados al recorrido esperaban que la máquina despertara.

Los vagones que harían el recorrido desde la estación de la Plaza 5 de Mayo hasta Los Andes se llenaron en pocos minutos. ‘Ahora sí le funciona el aire acondicionado’, dice Víctor de la Hoz. Los viajeros miran los asientos, los ventanales, el techo y el piso como buscando huellas de algo.

Cuando los vagones se pusieron en marcha, un coro de júbilo llenó el recinto. Y una voz, que luego resultaría ser la del presidente Martinelli, anunciaba las estaciones que se aproximaban.

‘En dos minutos estaremos en la estación de la Lotería. Vamos a 70 kilómetros por hora’, dijo el presidente por las bocinas.

‘Ueehhh’, le contestaba el coro de muchachos y profesores.

‘Ni se siente’, dice una docente del Colegio Artes y Oficios que unos minutos antes le había advertido a una estudiante que antes del lunes, que inicia un curso, tenía que teñirse un mechón amarillo.

Así continuó anunciando las estaciones y la velocidad de la máquina. ‘Ahora, vamos a salir del tramo subterráneo para ir por el aéreo. Vamos a 30 kilómetros porque están haciendo trabajos en esta estación que no estaba en el proyecto inicial’.

Tan pronto el gusano mecánico salió a la superficie, unos metros antes de la estación de la 12 de Octubre, los transeúntes se detenían para mirar cómo se deslizaban los vagones por aquella cama de hierro.

Las gotas de lluvia se escurrían sobre el metal del Metro y adentro los viajeros dijeron que era obra de Dios.

‘El Metro estará operativo el miércoles de Ceniza’, dijo la voz del presidente. ‘Ueehhhh’.

‘En cada vagón del tren habrán dos policías para que viajen seguros’, dijo la voz del presidente.

‘Aaahhhhh’, fue la respuesta de los invitados especiales que apuntaban las cámaras y celulares hacia ambos lados de la vía.

En Pueblo Nuevo anunció que la velocidad había alcanzado los 80 kilómetros. ‘Nada de esos tranques que vemos allá abajo’, dijo el presidente. Pero ya los viajeros no prestaban atención a los anuncios.

En la estación de Los Andes, nos detuvimos por unos minutos para que el presidente se cambiara de tren y luego hicimos el camino de regreso: ida y vuelta en 22 minutos.

En la estación de la 5 de Mayo, el escenario para las palabras del presidente estaba preparado. La primera en hablar fue Sabrina Domínguez, estudiante del Colegio Moisés Castillo Ocaña de La Chorrera, quien dijo sentirse orgullosa por el recorrido.

Luego, un trabajador del Metro, Jacobo Moreno, dijo sentirse también orgulloso y propuso que se hagan las líneas dos, tres y cuatro.

SE FORMÓ EL CARNAVAL

La estación de la 5 de Mayo era un hervidero de gente de todas las edades. Aquí, cada anuncio del mandatario era celebrado con gritos. El presidente habló de la obra, del financiamiento de Japón a 40 años para otras líneas, de otro puente sobre el Canal y de la cantidad de trabajadores que han llevado el sustento a sus hogares gracias a la construcción del Metro.

Sobre el costo del pasaje, dijo que aún están en cálculos, repitió que el sistema comenzará el miércoles de Ceniza y que mejorará la calidad de vida de los usuarios.

Habló también de la posible unificación de las tarjetas, tanto del Metrobús como de los corredores con las del Metro. Luego de este mensaje, subió al mezanine, donde lo esperan más trabajadores y un grupo de jóvenes con polos azules. El presidente se dejó rodear de los adolescentes y comenzaron a brincar y alzar las manos. A pocos metros, el diputado del Molirena Francisco Alemán, que había escoltado al presidente desde el inicio del recorrido.

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