Buhoneros, artesanos y el reordenamiento del espacio público

Actualizado
  • 08/04/2017 02:08
Creado
  • 08/04/2017 02:08
El plan que ejecuta la Alcaldía de Panamá no incluye a los pequeños comerciantes de la Cinta Costera y de Las Bóvedas

Celinda Coronado se cubría del sol con un paraguas. Eran las diez de la mañana del jueves en el recién inaugurado mercado de buhoneros El Cruce, en la plaza 5 de Mayo, y los pequeños comerciantes buscaban cómo hacer sus primeras ventas, a pesar del implacable calor.

El nuevo mercado no cuenta con techo y las autoridades, narró Coronado, les prometieron que pronto lo instalarán. Ella vive en Mano de Piedra y lleva diez años ejerciendo la buhonería en Calidonia.

Celinda es una de los 178 buhoneros reubicados en El Cruce, el pasado lunes, luego de que fueran desalojados de la avenida Central, en Calidonia, como parte de las medidas que impulsa la Alcaldía de Panamá para recuperar los espacios públicos.

Las ventas durante los primeros días del nuevo mercado han estado bajas. Ese día, Celinda no había logrado hacer ni la mitad de los cuarenta dólares diarios que regularmente hacía en su antiguo puesto. Coronado es optimista y apela a la pronta respuesta de los compradores. ‘Estamos empezando y debemos esperar que las personas se acostumbren al nuevo sitio', comenta mientras, paraguas en mano, intenta atraer a su local a las personas que pasan indiferentes por la acera, pero éstas solo miran y continúan su camino.

En otro puesto se encuentra Domitila Mendoza, oriunda de Los Santos, quien se inició en el mercado informal en 1983, en Portobelo, Colón, adonde llegó porque su padre era de esa región. Comenzó en el oficio vendiendo perfumes y frituras en una fonda.

En 1992, se trasladó a Calidonia para continuar con la actividad. Para entonces vendía chichas y, un año más tarde, instaló un kiosco para la venta de mercancía de todo tipo, desde peinillas hasta prendas de vestir.

Los buhoneros compran la mercancía en las casas mayoristas, mercado que dominan comerciantes de origen asiático.

El comercio minorista está reservado al ciudadano panameño. El artículo 293 de la Constitución Política establece que ‘solo podrán ejercer el comercio al por menor los panameños por nacimiento'. El mencionado artículo también dice que los panameños naturalizados podrán realizar esta actividad comercial y la define de la siguiente manera: ‘dedicarse a la venta al consumidor o la representación o agencia de empresas productoras o mercantiles o cualquier otra actividad que la Ley clasifique como perteneciente a dicho comercio'.

LA NORMA

La norma regula la actividad en el distrito capital, pero a pesar de las regulaciones, es una actividad comercial que se ejerce de manera informal: todas las transacciones son en efectivo y pocos comerciantes dan recibo por la venta.

Sin embargo, hay dos áreas en las que las autoridades municipales no pueden regular la actividad: la Cinta Costera y el Casco Antiguo. La primera es un espacio administrado por el Ministerio de Obras Públicas, pero en el que la Alcaldía de Panamá no tiene jurisdicción.

La Alcaldía le presentó una propuesta al MOP para ordenar a los buhoneros del área y está a la espera de respuesta.

Lo mismo ocurre en el Paseo de Las Bóvedas, en el Casco Antiguo, sitio administrado por el Instituto Nacional de Cultura, a través de la Oficina del Casco Antiguo.

En esta zona de San Felipe, operan mayormente artesanos que se dedican a la elaboración de productos tradicionales, bisutería, adornos confeccionados con elementos autóctonos, cuadros, algunas prensas de vestir y hasta calzados.

Las normas que regulan a los buhoneros no se aplican a los artesanos, porque no venden de terceros, si no de su propia factura.

http://mupa.gob.pa/documents/Articulo/ACUERDO%2024.pdf

No obstante, según el director de Asesoría Legal de la Alcaldía de Panamá, Agapito González, ‘el hecho de que no sean considerados buhoneros no quiere decir que no deban ajustarse a las normas que rigen el espacio público'.

Hace referencia al Acuerdo Municipal No. 24 del 19 de enero de 2016, que regula el uso de las aceras y establece un gravamen para su uso.

Adán Cerrud es uno de los artesanos que vende sus obras en Las Bóvedas y creó la organización Artesanos Unidos del Casco Antiguo para defender sus derechos e intereses. Sobre papel acuarela, Cerrud se dedica a dibujar paisajes del Casco Antiguo que luego vende entre los turistas que visitan el área. De este oficio ha vivido por más de treinta años y en sus inicios, incluso, montaba exposiciones en los zaguanes del sitio colonial, cuando el boom inmobiliario aún no había llegado a la zona y tampoco había sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

La norma municipal que asigna espacio público, especialmente las aceras, es solo para los artesanos, no para los comerciantes de la zona, se queja Cerrud, y reclama que los dueños de los restaurantes usan las aceras para colocar sus mesas.

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