Navidad: reflexiones sobre la fiesta del cristianismo y la realidad del mundo

Actualizado
  • 24/12/2021 00:00
Creado
  • 24/12/2021 00:00
Hoy el cristianismo celebra su fecha más importante; la Navidad o el nacimiento del niño Jesús. Dos activistas de derechos humanos y ambientales reflexionan sobre la fiesta
Navidad: reflexiones sobre la fiesta del cristianismo y la realidad del mundo
Antes pensaba que la Navidad representaba unión y amor, pero ahora adulta veo que se ha convertido en una muletilla de llenar espacios de vacíos emocionales.
<strong>Serena Vamvas.Abogada</strong> Es activista ambiental, feminista y fundadora y directora de la fundación ambiental MiMar. Es estudiante de sociología
¿Qué representa la Navidad para usted?

La Navidad representa una mezcla de sentimientos, entre felicidad y nostalgia. Una época cuando nos encontramos con amigos y familiares que normalmente no podemos frecuentar en el año por el ajetreo del día a día. Antes pensaba que la Navidad representaba únicamente unión y amor, pero ahora como adulta veo tristemente que se ha convertido en una muletilla de llenar espacios de vacíos emocionales con regalos y visitas preagendadas. Ojalá no suene como amargada, ahora entiendo el Grinch jajaja.

La celebración conlleva colocar un árbol de Navidad en casa, entrega de regalos, cena y otras manifestaciones festivas. ¿Cómo analiza estas expresiones de la sociedad?

Lo de decorar el árbol me gustaba mucho de niña, ya que era un momento agradable en familia, pero cuando empecé a crecer y tener conciencia ecológica sobre la procedencia de los árboles, opté por no comprar árbol y empecé a alumbrar las plantas naturales en mi casa, una Navidad tropical. La expresión de la entrega de regalos –a pesar de ser simbólico– a veces considero que raya en lo consumista. Muchas personas no se toman el tiempo de realmente analizar a la persona a la que le van a regalar y el obsequio termina en los cajones o no siendo utilizado. La cena es maravillosa porque compartir alimento es una manera real de volver a conectarse, hoy considero que es importante que todos en el núcleo familiar ayuden y no siempre sean las mujeres quienes cocinen y luego limpien, porque son costumbres patriarcales que deben cambiar.

A su juicio, ¿cuál es el mejor regalo de Navidad y qué regalo jamás haría?

El mejor regalo de Navidad definitivamente es algo que te sirva, te dure, te guste y no te deje endeudado. Debe ser bien pensando, realmente tiene más valor así, algo que perdure en tu memoria. Últimamente regalo algún paseo a un lugar turístico en nuestro hermoso Panamá, siempre es una buena idea porque ayudas a la economía local, creas una memoria nueva. Comprar arte, libros y apoyar emprendedores también es una gran opción. Jamás regalaría una corbata, siempre me pareció algo para salir del paso y noto a los señores al abrir sus cajas con corbatas que no están felices (risas)

¿Cuál es su opinión sobre la figura de Santa Claus?

Desde que era pequeña, cuando vi a mi papá comerse las galletas que supuestamente eran de Santa, supe que no existía (risas). Lo que vine a profundizar más adelante es que es una figura que se usa mucho por el sistema de producción y consumismo para poder crear una versión “de quién merece más” y hasta gasta más. Hasta alejando a los niños de conocer el esfuerzo que hacen sus padres para conseguir esos juguetes. Pocos conocen la verdadera historia de Noel. No sé, creo que estamos en la nueva era de la verdad. Mis hijos probablemente sepan que los regalos que llegan son por parte mía, porque los amo mucho.

¿Un mensaje final sobre la fecha?

La vida es muy corta, no hay que esperar a Navidad para decirles a tus seres queridos que los amas, o visitarlos. Ahora mucho más con la pandemia, recordemos que el tiempo es relativo. Y que si realmente quieren celebrar la vida de Jesús, recuerden que él amaba a los pobres, los enfermos, drogadictos, y les daba segunda oportunidad a los que eran rechazados; es un gran mensaje de amor. El amor lo cura y sana todo.

<strong>Yuri Pittí.</strong>Trabajadora social Licenciada en trabajo social de la Universidad Autónoma de Chiriquí y certificada como formadora de formadores en educación global por la Universidad de la Juventud y Desarrollo de España.
La Navidad representa para mí una época de reflexión sobre las realidades del mundo, como la crisis migratoria, llena de marginalidad y discriminación.
¿Qué representa la Navidad para usted?

El relato original de la Navidad, al menos en la tradición cristiana, nos habla de una familia migrante en búsqueda de asilo; en el contexto del Panamá de hoy, en uno de los países con mayor crecimiento económico de la región, tenemos un tapón de Darién y una frontera con Costa Rica, en una crisis humanitaria, donde las principales víctimas son miles de personas, entre ellas niños en extrema vulnerabilidad. La Navidad representa para mí una época de reflexión sobre estas realidades de marginalidad y discriminación.

La celebración conlleva colocar un árbol de Navidad en casa, entrega de regalos, cena y otras manifestaciones festivas. ¿Cómo analiza estas expresiones de la sociedad?

Hace apenas un año la humanidad se enfrentaba a una gran cantidad de muertes a causa de la pandemia de covid 19 –también mi familia– y este año es una oportunidad para resignificar la Navidad y el Año Nuevo. Los regalos son la vida y la salud, las personas queridas que nos quedan y las oportunidades de estrechar nuevos vínculos, o renovar los preexistentes. Si la expresión antes era el consumismo, ahora puede ser el amor y la reflexión real.

A su juicio, ¿cuál es el mejor regalo de Navidad y qué regalo jamas haría?

El mejor regalo de Navidad es la presencia de nuestros seres queridos, su existir en nuestras vidas y en nuestras historias. Los regalos que nunca haría son aquellos basados en roles de género, la cocina o el bebé a una niña, por ejemplo, en lugar de motivarle a ser científica, ingeniera, viajar o soñar con hacer cosas alejadas de los roles tradicionales asignados históricamente a las mujeres.

¿Cuál es su opinión sobre la figura de Santa Claus?

Creo que muchos niños y adolescentes podrían valorar mucho más los presentes que reciben en Navidad si supieran que vienen de sus familiares, porque en el contexto de pobreza y exclusión donde vive la mayoría de los panameños, cada regalo que recibe un niño no es sino el resultado de un gran esfuerzo y de muchísimas horas de trabajo. Eso tiene un valor real, tangible y no es un Santa de fantasía, de abundancia, mágico; es real y es hermoso, maravilloso.

¿Un mensaje final sobre la fecha?

Si el centro de la Navidad son los niños, debemos cuestionarnos sobre su situación como grupo poblacional en el Panamá actual. Con las altas cifras de abuso sexual –cometido mayormente en el hogar– y los centros educativos cerrados, con altas cifras de embarazo adolescente y con los albergues del Senniaf ante una crisis sin precedentes. Los niños reciben regalos –o no– en Navidad, pero la mayor parte del año son violentados y abandonados por nosotros, los adultos, y las instituciones.

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