Migración infantil se multiplica por siete en 2023

Actualizado
  • 22/02/2023 00:00
Creado
  • 22/02/2023 00:00
Más de 4 mil atravesaron la frontera colombo-panameña en enero de 2023
Migrantes africanos y haitianos, en la comunidad de Canaan Membrillo en Darién.

El número de niños que están migrando al Norte de América a través de la peligrosa selva de Darién —en la frontera entre Colombia y Panamá– se ha multiplicado por siete este año, 2023.

Las estadísticas del Servicio Nacional de Migración (SNM) indican que en los 31 primeros días del año, 4,841 niños, niñas y adolescentes transitaron por la selva de Darién, una de las rutas migratorias más peligrosa de la región, por encima de los 643 que pasaron en ese mismo periodo el año pasado.

La cifra podría alcanzar los 7 mil niños migrantes para los primeros 45 días del año, según estimaciones del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef). Son niños chilenos, brasileños, venezolanos y ecuatorianos, en su mayoría. “Por aquí pasan niños, niñas y adolescentes de más de 50 nacionalidades…”, dijo Diana Romero, oficial de emergencia de Unicef, en Panamá.

Desde 2017, el número de niños que cruza la frontera se ha disparado de 109 a 40 mil en 2022. La cifra es tan alarmante que es casi imposible realizar un cálculo porcentual. Pero podemos hacer la siguiente relación: por cada niño que migró hace cinco años, eran 36 para 2022.

Lanchas con migrantes en Darién.

Ha aumentado también la proporción de niños con relación a la población de migrantes. De acuerdo con datos suministrados por la Unicef, en 2017 los niños representaron el 2% de la población migrante.

Para este año, se estima que 300 mil migrantes atravesarán la frontera colombo-panameña, y un 20% serán menores de edad. De acuerdo con las previsiones de la organización internacional, serían 60 mil niños cruzando la frontera.

“Es un número que expresa preocupación porque la mayoría son menores de 5 años, que están en pleno desarrollo y que están transitando por una de las rutas más peligrosas de la región”, agregó Romero.

En el denso bosque tropical, las familias de migrantes con niños y niñas y adolescentes están particularmente expuestas a la violencia, incluido el abuso sexual, la trata de personas y la extorsión de bandas criminales. Los niños también corren el peligro de contraer diarrea, enfermedades respiratorias, deshidratación, y otras dolencias que requieren atención médica. Además, los niños corren el riesgo de enfrentarse a los peligros naturales de la selva tropical y protegida que es hábitat de serpientes y arañas venenosas y jaguares.

La violencia, la pobreza y la esperanza de encontrar mejores condiciones de vida empujan a las familias con niños a abandonar sus hogares, sus países de origen y enfrentar amenazas en áreas inhóspitas como el Tapón del Darién.

Buscan una vida donde un niño pueda ir a la escuela, acceder a la salud y cumplir con sus sueños, contó Gianleidy, madre de Thiago, quien antes de cruzar la frontera colombo-panameña, recorrió varios kilómetros en bus y a pie para poder obtener un documento de identidad de su hijo, pero como solo contaba con copia de su cédula, no pudo hacerlo en su natal Venezuela.

Thiago, como otros miles de niños y niñas en el mundo, ahora crece sin un nombre ni una nacionalidad. Un fenómeno denominado “apatridia”, que es cuando una persona no ha sido reconocida legalmente por un Estado, porque no cuenta con documentos que certifiquen su identidad, ni nacionalidad. Sin esos derechos tampoco tienen acceso a derechos como la salud, la educación y la protección social, entre otros. Este es otro de los obstáculos que presentan niños migrantes que atraviesan la selva del Darién.

Hay otros niños que viajan solo por la selva. Cientos de niños pierden o se ven obligados a alejarse de sus padres y madres en medio de la travesía por la selva darienita. A agosto del año pasado, 383 niños y adolescentes llegaron a Darién sin padre ni madre.

En la travesía también se reportan nacimientos de niños y el paso de centenares de mujeres gestantes. Recientemente, un bus de la ruta Panamá-Darién, con 66 migrantes a bordo —de los cuales 20 eran niños— registró un vuelco en el distrito de Gualaca, provincia de Chiriquí. Diez de los niños fueron trasladados al hospital infantil de la provincia de Chiriquí, pero uno murió por múltiples traumatismos. Otros seis fueron admitidos en el Complejo Hospitalario Rafael Hernández. De los cuatro restantes, no se tienen noticias.

La Estrella de Panamá conoció que nueve de los niños quedaron huérfanos porque sus padres murieron en el accidente. Cuando salgan del hospital, estos niños serían trasladados a un centro de protección (antiguamente conocidos como albergues). Pero, paralelamente, se intenta hacer el contacto nacional e internacional con familiares de los menores en un intento por devolverle la convivencia familiar.

A aquellos menores que salieron de sus países por conflictos sociales se estaría haciendo una evaluación a fin de determinar si el retorno es lo más adecuado. Pero, mientras duren estos trámites, el Estado de Panamá debe ser garante de la protección y cuidados de los menores, explicó Romero.

Panamá está viviendo una crisis migratoria sin precedentes. Casi 200 mil migrantes cruzaron la frontera colombo-panameña el año pasado, en su camino a Estados Unidos. Una cifra inédita, récord, la más alta de todos los tiempos.

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