La floración de los guayacanes se convierte cada año, entre los meses de marzo y abril, en un espectáculo visual que pinta de amarillo el horizonte de...
- 08/01/2009 01:00
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Experiencia y capacidad serían las palabras que podrían definir a Guillermo Endara Galimany, un hombre al que le tocó reconstruir todo un país después de haber sido destruido durante la invasión norteamericana de 1989. Desde el primer momento en que le colocaron la banda presidencial, Endara pasó a convertirse en un personaje de peso, sus declaraciones siempre han marcado precedentes. La Estrella conversó con el ex presidente luego de que diera inicio formalmente a su campaña presidencial donde aspira por tercera ocasión renovar el panorama nacional, a pesar que el resultado de las encuestas no le favorece, situándolo en un 2% de la preferencia electoral.
G.E.: Contrario a los demás candidatos que iniciaron sus campañas meses antes de lo establecido por la Constitución. Yo vivo la política desde hace muchos años, la campaña comienza desde fines de diciembre o comienzos del mes de enero. Cuando fui candidato presidencial me escogieron a mediados de enero y llegué a la Presidencia. Las campañas largas no se justifican, solo para los multimillonarios que quieren ostentar al poder a base de millones.
G.E.: Innovaciones respecto a las demás campañas, es que yo no estoy gastando más dinero del necesario, es más mis gastos prácticamente salen de lo que el Tribunal Electoral da como subsidio, algunos miembros del partido que me han dado unos realitos, yo he tenido que poner unos miles de dólares. Desde las campañas de las primarias tu ves que hasta los candidatos a representantes han gastado miles de dólares en propaganda política. Esto es una innovación mala, ya que de seguir esta práctica estamos enviando el mensaje erróneo de que solo los millonarios pueden aspirar a la Presidencia, esto es lo que se llama plutocracia. Si el experimento Martinelli, que ha invertido millones en su campaña para ostentar el poder, resulta, va a haber una fiebre de plutocracia en Panamá por año, y lo que me duele es que para tumbar esa plutocracia tendrá que haber una revolución en el país.
G.E.: Yo creo que los planes de gobierno los debe crear el pueblo, son ellos los que conocen sus necesidades más que nadie, sus contratiempos, lo que esperan de un gobernante. Hasta ahora los otros candidatos son una especie de copia del plan de Martín, y esperemos que no ocurra, porque el que va a sufrir es el pueblo, pero se van a tropezar con el coletazo de la crisis económica de Europa, China y Estados Unidos, eso viene y lo que más me va a doler va a ser la construcción, que tiene tantos empleados y se van a quedar sin trabajos. Cuando yo subí al poder la construcción estaba en 0, los bancos habían suspendido el crédito a algunos edificios, y a nosotros se nos ocurrió la idea de exonerar el impuesto del inmueble por 20 años para incentivar la construcción.
G.E.: Me gustaría que fuera una persona joven, con capacidad administrativa, que sepa dirigir un equipo, porque la Presidencia no es para un rey o un dictador, ni para una persona que lo decide todo. Un presidente se reúne con su Gabinete para tomar decisiones en conjunto. Por el momento no tengo el nombre de quien puede ser, aunque no descarto que sea independiente o incluso una mujer, ya que las mujeres cada día tienen más prestigio, saben mandar.
G.E.: Los obispos no han estudiado ni han vivido la política, ellos nada más leen los periódicos. Uno de los problemas del panameño es la falta de promesa, los políticos prometen en sus planes de gobierno y no cumplen, por ello se va perdiendo la credibilidad del electorado. El Pacto Ético debe permitir una revisión de cuáles fueron las promesas de campaña que no se cumplieron. Martín prometió en su campaña resolver el problema de transporte una vez llegara al poder, y que ha hecho, nada más regalarle 25 mil dólares a los buseros. Nosotros hicimos una contrapropuesta, si el documento no tiene una cláusula que permita un planteamiento sobre los planes de gobierno, no participaremos de él.
G.E.: Debemos incentivar la producción nacional, pero no solamente incentivar la producción, sino establecer precios límites para el productor, para que las ganancias se reflejen en su economía. Reactivar la Oficina de Regulación de Precios, para proteger tanto al consumidor como al productor.
G.E.: Realmente yo no tendría ningún inconveniente en conversar con Juan Carlos Varela. Él y yo no mantenemos comunicación desde junio del año pasado. Las puertas del diálogo están abiertas. Él sería una buena opción como vicepresidente. Varela ha dicho que va hasta el final, y yo le creo. Yo sí lo puedo asegurar. Endara va hasta el final.
G.E.: Nosotros nos reunimos con todos ellos (Molirena, Unión Patriótica). El interés del Molirena no está en la Presidencia o la Vicepresidencia, su interés es postular a sus candidatos a los diferentes puestos de elección popular. No es que nos hayan despreciado, sino que ellos se fueron por quienes más le convenían. Para salvar el partido tienen que sacar 70 mil votos.
G.E.: ¿Campañas sucias? Desde los tiempos de Arnulfo Arias los candidatos se valían del desprestigio, para ganarle terreno a su adversario. Eso no es nada nuevo.
G.E.: He conversado algunas veces con ella. Incluso ella me vacila diciéndome que juego Nintendo. Todo el mundo conoce quién fue y quién es Balbina Herrera. Pero no me gustaría encontrarme con ella ni ser fotografiado al lado suyo, y menos dándole un beso.
G.E.: Las campañas de los arnulfistas siempre han sido aguerridas. Eran batallas que la gente iba a la calle a pelear de verdad. A la campaña de Varela le hace falta.
G.E.: Es un tema complicado que necesita estudios profundos. Debe empezar a agilizarse la mano justiciera, para que quienes cometan un delito paguen. Por otro lado debemos buscar mejoras al sistema carcelario. Las cárceles en Panamá no deben ser perreras.