David subió el ánimo

Actualizado
  • 04/05/2009 02:00
Creado
  • 04/05/2009 02:00
PANAMÁ. Los chiricanos lo esperaban ansiosos. En los alrededores de la escuela Elisa Chiari, de las afueras de David, una multitud rec...

PANAMÁ. Los chiricanos lo esperaban ansiosos. En los alrededores de la escuela Elisa Chiari, de las afueras de David, una multitud recalentada se acomodó en la acera para ver pasar al candidato, hoy presidente. Eran las 10:40 minutos de la mañana.

El pueblo, reunido en los alrededores de la escuela, vivió una euforia similar a la que se produce alrededor de los grandes conciertos musicales. Tan pronto avistaron la figura de Ricardo Martinelli, hundida entre los escoltas, se lanzaron a la presa, dispuestos a todo, hasta a dejarse golpear por los brazos de los robustos agentes.

“Es que solamente tiene una entrada”, grita una señora que se quita antes de que la tiren al piso. Martinelli se mueve arrastrado por un torbellino que vuela con todo. Recorre tres mesas y luego pide un alto: pregunta dónde está el baño de los escolares. Tiene urgencia. El rostro del candidato se ilumina con la gritería de quienes lo siguen como si fuera el santo de una procesión.

Martinelli retoma la marcha. Atrás le sigue Juan Carlos Varela, quien le pidió que lo deje ser el canciller, cuando llegue el momento. El futuro presidente dijo estar dispuesto a darle lo que quiera a este hombre con cuyo apoyo logró llegar a la Presidencia. El rostro de Varela es poco expresivo. No así el del banquero Alberto Vallarino, otro de sus acompañantes permanentes para quien lo primero que hay que hacer en Panamá es tender un cerco para que la crisis no llegue.

A las once, Martinelli abandona la escuela para continuar su histórica jornada.

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