Las elecciones y la visión dispar de las prioridades

Actualizado
  • 04/05/2019 17:02
Creado
  • 04/05/2019 17:02
Panamá escogerá mañana un nuevo presidente, 71 diputados, 81 alcaldes y 679 representantes a nivel nacional, una reestructuración total del Órgano Ejecutivo, el Legislativo y los gobiernos locales

Las expectativas son muchas, como cada quinquenio, y el hastío juega un rol protagónico. Se siente en el ambiente. Y es que los panameños no tenemos formas factibles-  o no las  ejercemos- para castigar a los funcionarios cuando omiten el mandato popular, o bien cuando van en contra de todo valor democrático que prometieron defender antes de llegar al poder.

Así, cada cinco años, las elecciones generales en Panamá se convierten en un escenario de catarsis para la población. El voto 'castigo' se ha impuesto desde hace mucho tiempo, evitando que hasta el momento, algún partido haya estado por dos periodos seguidos en la presidencia.

El común denominador de las elecciones postinvasión (1989) fue la alternancia de poder  entre dos partidos, el Panameñista y el Partido Revolucionario Democrático PRD. Hasta que llegó un tercera fuerza - el Cambio Democrático- que irrumpió en 2009 para romper ese bipartidismo casi tácito que existía, ganando incluso con mas del 60% de los votos, algo inédito hasta ese momento.

Pero el hastío germinado por el gobierno martinellista en ese quinquenio fue igual de inédito. A pesar de haber gastado millones en la campaña oficialista de su candidato Jose Domingo ' Mimito' Arias, quien llegó al poder fue el candidato del opositor Panameñista - que por dos años había estado en el gobienrno de Ricardo Martinelli como parte de la alianza con la cual llegaron al poder.

Hoy Martinelli está detenido en el Centro Penitenciario de El Renacer, impedido de correr para los cargos de diputado y alcalde. Varela en cambio, el actual presidente, se apresta a dejar la silla presidencial el próximo 1 de julio con una de las más bajas aceptaciones entre la población.

Y no es para menos. Su administración tampoco escapó de escándalos, que heredos o nacidos bajo su gobierno, acentuaron la debilidad de las instituciones panameñas, el excesivo presidencialismo, promesas incumplidas, licitaciones con nombre y apellido, desigualdad, pobreza y un largo etcétera que capitalizan los actuales candidatos para hacer más promesas.

Los candidatos son siete. Laurentino Cortizo del PRD, Rómulo Roux del CD, José Blandón del Panameñismo, Saúl Méndez del Frente Amplio por la Democracia. Además de los tres candidatos que corren por la libre postulación: Ana Matilde Gómez, Ricardo Lombana y el ex panameñista Marco Ameglio. Los modelos son dos básicamente: la izquierda, en la figura de Saúl Méndez, y el resto, aunque en diferentes tonalidades y algunos visos de protesta en sus discursos,  representan a la derecha.

Uno de los pesos más grandes que tendrá que enfrentar el próximo gobierno es el modelo económico,  no la economía porque ésta de por sí es cíclica. Un modelo económico que aunque en números fríos ha garantizado crecimientos sin precedentes año tras año, no ha podido sacar a la mayoría de la población de la trampa de la pobreza y la desigualdad. Este año Panamá superó a Chile en PIB per cápita, es decir, que el Istmo ha traspasado, según cifras del FMI y el BID, el umbral que lo separaba de los países con ingreso alto.

Paradójicamente, dice el economista Felipe Argote, no es tan buena señal cuando el nivel de pobreza de Panamá dobla el de Chile.

En medios internacionales como The Economist, la BBC y CNN, que están reportando los comicios para otros países, todos coinciden en subrayar la desigualdad que impera en el país. Con cámara en mano, se aprestan a ilustrar que Panamá es el sexto país más desigual del mundo entero.

Para ese flagelo, y otros, los candidatos han traído a la mesa más diagnósticos que recetas, más del qué en vez del cómo. Dicen expertos en campaña que en Panamá el voto que predomina es el emocional por encima del racional. No en vano las campañas han inundado las redes sociales con estribillos trasnochados para 'enamorar' a los 2,757,823 panameños que están en el padrón electoral.

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