• 12/09/2008 02:00

Entre la guerra y el aborto

Si votar por los candidatos políticos “menos malos” constituye “lo usual” para muchos panameños, similar disyuntiva enfrentarán los elec...

Si votar por los candidatos políticos “menos malos” constituye “lo usual” para muchos panameños, similar disyuntiva enfrentarán los electores estadounidenses el próximo mes de noviembre.

Por un lado, los Republicanos apoyan la misma invasión a Iraq que el Papa Juan Pablo II condenó como “una guerra injusta”, algo que entorpece cualquier diálogo con los islamitas y también ha reiniciado la “guerra fría” con Rusia.

De haberse sabido temprano que Iraq era inocente del ataque a las Torres Gemelas, posiblemente muchos soldados estadounidenses hubieran preferido ir a la cárcel antes que ir a matar personas que no les habían hecho ningún mal; desafortunadamente, esta acusación temeraria ha causado una cantidad astronómica de personas muertas, heridas y empobrecidas en nombre de la democracia. Lo anterior incluso ha repercutido en Panamá, pues, similar a EEUU, la mayoría de nuestros habitantes son cristianos, y no faltarán algunos islamitas que, recordando las “cruzadas” de la Edad Media, crean que también nosotros apoyamos dicha invasión. De modo que ahora enfrentamos la posibilidad de un ataque terrorista contra el Canal y, en vez de tratar de perfeccionar o aumentar su legítima vigilancia, algunos proponen crear una agencia secreta de espionaje, cuando similares entidades en nuestro pasado siempre han sido utilizadas para violentar nuestros derechos constitucionales.

En el libro titulado “The Shock Doctrine” (La Doctrina del Choque), Naomi Klein denuncia esta práctica, basada en el miedo, de quienes ella llama “capitalistas del desastre”, consistente en aprovechar el choque causado por alguna catástrofe, o la posibilidad de la misma, para justificar medidas “protectoras” que, más adelante, les sirven para afianzarse en el poder.

Volviendo a EEUU, por otro lado están los Demócratas, quienes tradicionalmente protegen a los más débiles, pero que mayoritariamente respaldan el “aborto por escogencia”, que no es más que el cruento asesinato de los seres humanos más indefensos y, comparando el número de víctimas, un holocausto mayor que una guerra injusta. Probablemente desconocen que el aborto era común en tiempos del Imperio Romano, y que el derecho a la vida de toda persona concebida fue una conquista de miles de mártires durante los primeros 300 años del cristianismo.

Esto también repercute en Panamá, porque las peores prácticas en EEUU a menudo son diseminadas como “vanguardistas” a través de revistas, programas televisados y películas estadounidenses que ejercen una nefasta influencia sobre nuestros poco educados gobernantes. Consiguientemente, debemos rogarle a Dios que nos conceda gobernantes sabios, que sepan enrumbar nuestros países por caminos de verdadero desarrollo, algo que, con fe, es posible: Desde mediados del siglo pasado, los católicos hemos estado pidiendo por la conversión de la Rusia comunista al catolicismo y, aunque en principio no se veía luz, en 1989 se deshizo la Unión Soviética; y lo que resta de conversión sólo es cuestión de tiempo.

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