• 12/09/2008 02:00

Necesidad inevitable

Para septiembre de 2001 dos aviones se estrellaron contra las Torres Gemelas, poniendo en alerta la Seguridad Nacional de EEUU, lo que d...

Para septiembre de 2001 dos aviones se estrellaron contra las Torres Gemelas, poniendo en alerta la Seguridad Nacional de EEUU, lo que dio lugar a se mandaran alertas a todo el mundo.

Por lo que activamos nuestra seguridad nacional, la cual consistió en ubicar varios policías armados con revolver 38 en el edificio del World Trade Center Panamá, pero nuestro mejor despliegue de seguridad fue un grupo como de 12 miembros del S.P.I. mal uniformados en un busito “coaster” con varios años de uso y con un choque en la parte delantera, a toda velocidad con la única finalidad de salvaguardar el Canal de Panamá y la vida de los panameños.

Gracias a Dios ese día no nos atacaron, sin embargo quedó en evidencia algo, cualquier ataque a la República de Panamá tendrá éxito ante la nula e ineficiente respuesta de los estamentos de Seguridad Nacional.

Hoy día, 7 años después, muchos confunden seguridad nacional con dictadura y prefieren seguir exponiendo al resto de la población a una total indefensión, como ocurrió después de la invasión cuando permitieron que cualquier civil portara armas, porque así no volverían a ser víctimas de los militares.

Lamentablemente esta desacertada política lo que generó fue que los hacedores del mal se armaran como nunca, por lo que hoy resulta algo normal que alguien te mate por B/. 20.00, fuera de los ejecutados que aparecen como flores silvestres. Lo anormal es que ante este cuadro de violencia todavía hay grupos que se oponen radicalmente a que la Policía pueda escuchar lo que estos individuos hablan por teléfono, pues se violaría la sagrada Constitución. De hecho alguien pudiera envenenar el río Chagres y con eso diezmar a la población de la ciudad sin que el Estado pueda investigarlo, grabar lo que se dice o infiltrar a un agente secreto.

Para reflexionar pareciera que hemos preferido la Constitución a la vida humana y bajo un feo civilismo recalcitrante hemos renunciado a defendernos como un pueblo libre, algo que ningún país sensato ha hecho. ¿Qué país queremos? un país débil o uno que sabe y contrarresta con tecnología, pero sobre todo con inteligencia la amenaza a la vida de sus habitantes venga de donde venga.

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