• 10/10/2008 02:00

Panamá y el mundo global

Nunca antes el mundo nos pareció tan pequeño, porque jamás habíamos conocido de los alcances tecnológicos, las comunicaciones y tendenci...

Nunca antes el mundo nos pareció tan pequeño, porque jamás habíamos conocido de los alcances tecnológicos, las comunicaciones y tendencias de modelos económicos globalizantes como hasta ahora.

Los sacudones de la crisis financiera en EEUU y Europa han trasladado sus consecuencias negativas a buena parte del mundo, y pese a las medidas de apoyo de sus gobiernos, los efectos negativos se van sintiendo en todos los continentes.

Alivia saber que en Panamá, si bien no han faltado personas y empresas que habían venido apostando sus capitales a los juegos especulativos de Wall Street y al vaivén de las inversiones de riesgo, reconforta saber por boca de quienes están al frente de nuestro sistema bancario, que al menos, estamos a salvo de catástrofes financieras y derrumbes económicos de alto impacto. Todo porque gozamos de un modelo de seguridad bancaria eficiente, fuerte y hasta conservador, que lo ha protegido de caídas estrepitosas como las que nos cuentan los diarios noticiosos, y una economía con muy buena salud, que por fortuna, sigue arrojando tasas de crecimiento de primer orden en el contexto continental y regional.

No vivimos en la gloria, es cierto, y nunca han de faltar las amenazas de crisis y de otros tipos, pero es seguro que nuestro presente económico es alentador y ojalá se generalice la razón de que para alcanzar la meta de convertirnos en un país del primer mundo, cada proceso económico, productivo, cultural o político, tendrá que ir acompañado de principios como el de la responsabilidad social, la igualdad de oportunidades y el fortalecimiento de la participación ciudadana en el direccionamiento de las políticas de Estado. Puede ser que en su intención y aplicación se vislumbren fallas, pero estas se pueden corregir a tiempo para impedir que esa intencionalidad se vea frustrada por la corrupción y el desgreño administrativo.

De ahí a que se diga que nada de lo propuesto y puesto en ejecución sirva, no puede entenderse de otra manera como no sea la de una obsesión maniquea de ciertos agentes al servicio de intereses de grupos a los que ninguna política pública les parece provechosa, porque no son ellos los que la administran. Por ejemplo, la andanada contra la política de seguridad democrática integral. Advertimos de la amenaza que representa el narcotráfico internacional y la necesidad de adecuar al Estado y dotar al gobierno de instrumentos que le ayuden a contener semejante amenaza y a garantizar la seguridad del país.

Un diario de Colombia vino a Panamá a corroborar que en efecto, el narcotráfico internacional ha querido convertir a Panamá en un punto de encuentro de su estrategia criminal.

No es noticia que alegre, porque no sólo lo sabíamos, sino que hemos insistido en salir al paso a esta amenaza criminal y terrorista, a través de medidas como los decretos leyes sobre seguridad, para que Panamá pueda vivir en tranquilidad, los inversionistas se sientan seguros, la economía no se vea afectada por esa presencia subterránea y desestabilizadora del dinero del narcotráfico, podamos controlar y someter el crimen organizado interno y no vivamos la historia triste de ver nuestras instituciones y nuestra sociedad penetradas y degradadas por el narcotráfico.

Sin duda, una amenaza latente, que bien cabe recordar, ahora que hablamos del mundo global y sus palpitaciones.

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