• 17/11/2008 01:00

Panamá, país de inmigrantes

Este mes de la Patria nos convida a reflexionar sobre aspectos determinantes del camino andado, para que no olvidemos. Nuestro país, en ...

Este mes de la Patria nos convida a reflexionar sobre aspectos determinantes del camino andado, para que no olvidemos. Nuestro país, en este inicio de milenio, experimenta un crecimiento que muchos no logran comprender. Grupos de otras nacionalidades han decidido establecerse en aquí por diversas razones. La ciudad amplía desmesuradamente su infraestructura habitacional para acomodar la llegada de nuevos habitantes.

La historia de los grupos humanos que llegaron a constituir el conglomerado social del siglo XX en esta franja de tierra que separa los dos grandes océanos, es, indudablemente, una historia de cada panameño. Ésta estrecha parte del continente americano se convirtió en paso obligado de miles y miles de personas, desde que Vasco Núñez de Balboa diera a conocer su estrechez, en 1513, con la ayuda de los indígenas del área.

Esta historia es de triunfo de la Ruta que, hace apenas 100 años, volvió a ser el inicio de la historia de miles de hombres y mujeres de muchas naciones alrededor del mundo quienes vinieron a Panamá, para trabajar en la construcción y posterior operación del Canal. Existen muchos caminos y cuentos sobre diferentes aspectos del Canal, su gente y su historia, pero todos juntos, de forma gradual, lo han llevado a un momento crucial en su propia historia, la cual continúa siendo fascinante y compleja.

El Canal de Panamá es la historia de la Ruta que inició cientos de años antes. Pero ante todo, es una historia humana y por ende, es una historia de voces disímiles; de procesos comunicacionales encontrados; dificultosos, tensos, truncados, detenidos, reactivados; buenos y malos, negativos y positivos que de alguna manera encontraron la forma de hacer de esta hazaña, de la convivencia en esta tierra, un triunfo de la humanidad.

Al principio del siglo pasado, a lo largo de la ruta del Canal surgió una comunidad compuesta principalmente por inmigrantes estadounidenses, quienes llegaron al Istmo de Panamá para la construcción de la vía acuática. Ellos, también, reclamaron como suya la fascinación de la historia del Canal.

Estos grupos de emigrantes se sumaron a cerca de los 300 mil habitantes que alcanzaba la población del Istmo en ese entonces. Ellos brindaron nuevos elementos culturales y étnicos, lo que matizó y continúo la interrelación de una amalgama de diversas culturas, que había iniciado a mediados del siglo XIX y que vino a constituir la población del Istmo de Panamá durante la mayor parte del siglo XX. Esta mezcla de culturas propició — en lo social — la formación de un proceso difícil y accidentado de comunicación, que contribuyó enormemente a truncar por muchas décadas las posibilidades de desarrollo y crecimiento de la población. En lo político, la delimitación geográfica de la Zona del Canal y la presencia social de sus habitantes, dificultó más aún los procesos de comunicación social.

En este principio de siglo, y con el nuevo auge de inmigración que experimentamos, es importante que no olvidemos que históricamente esa ha sido la naturaleza de nuestro pequeño país como ruta obligada de tránsito. Aprendamos de las experiencias anteriores — blancos, negros, asiáticos, indígenas, etc. — y seamos abiertos a lo mejor de sus culturas, sus mejores contribuciones sociales que, seguramente, nos presentan con la mejor disposición, con un afán de integración, participación y que seguirán contribuyendo al engrandecimiento de la nacionalidad.

-El autor es comunicador social.ernestoholder@gmail.com

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