• 26/11/2008 01:00

Evaluación... una opinión

“Si de veras llegásemos a poder comprender, ya no podríamos juzgar”. André Malraux. Según noticia reciente: “el Ministerio de Salud y la...

“Si de veras llegásemos a poder comprender, ya no podríamos juzgar”. André Malraux. Según noticia reciente: “el Ministerio de Salud y la CSS iniciaron los trámites para pagar una prima de productividad a los médicos y odontólogos que laboran en el sector público, previa evaluación de los jefes de servicio... pago que se haría efectivo en la segunda quincena de diciembre, siempre y cuando tengan una evaluación superior al 80%; lo que ha generado una nueva polémica entre las autoridades de Salud y estos profesionales”.

Evaluar consiste en estimar o determinar el valor de algo; aplicable por lo general a los conocimientos, las aptitudes, destrezas y/o al rendimiento de un trabajo. Para que la evaluación del desempeño sea objetiva y sirva como herramienta para mejorar la calidad es indispensable emplear una metodología analítica e incluir un patrón de referencia que facilite la medición de todos los parámetros que integran el proceso objeto de análisis. En el caso específico de las prestaciones médicas, el requisito imprescindible es la capacidad o calificación del evaluador para llevar a cabo esta función, de por sí compleja y delicada. Para calificar cualquier actividad profesional, el conocimiento y la experiencia del evaluador es esencial; sin menosprecio de ninguna disciplina, sería absurdo pretender que un médico general u odontólogo, pudieran evaluar el trabajo de un radiólogo intervencionista o de un cardiólogo hemodinamista, por ejemplo; y mucho menos, si como suele ocurrir, tales evaluadores consideran la calidad como dependiente del número de consultas efectuadas, exámenes o procedimientos practicados o medicamentos despachados, porque aparte de ser un enfoque segmentario, ignora criterios cualitativos; para los creyentes en esta práctica, mientras más cantidad mejor calificación, independientemente de la justificación o fiabilidad de tales pruebas o de la seguridad o eficacia de tales medicamentos.

La herramienta óptima para evaluar el acto médico es la auditoría médica, pero cuando, por politiquería o incapacidad manifiesta ésta se desvirtúa, utilizándola con fines distintos o, peor, con el propósito deliberado de dañar, se pierde su invaluable utilidad. Pero los problemas existentes en el sector salud no dependen del desempeño ni de la voluntad del personal médico, las causas debemos buscarlas donde se toman las decisiones, partiendo por la definición de una política nacional de salud; investigando la idoneidad de los responsables del sector, la existencia de planes y programas, la definición y descripción de los cargos, protocolos de atención, sistemas de evaluación del desempeño, etc. Es innegable la insatisfacción ciudadana por las innumerables deficiencias en cuanto a infraestructura, que rabasan lo concerniente al hacinamiento y la oferta deficitaria y postergada de servicios; por el desabastecimiento crónico de medicamentos, por la falta de suministros de equipos, reactivos e insumos básicos, para el trabajo de rutina, por mencionar solo algunos de los aspectos más relevantes del estado de postración al que han conducido al sector salud. Antes de endilgarle al cuerpo médico la responsabilidad por el estado calamitoso del sector deberíamos preguntarnos qué ha impedido el desarrollo de una gestión eficiente de los recursos? Y para superar la crisis tendríamos que comenzar por identificar las causas reales, sin subterfugios; además, sería bueno saber si ¿quienes hoy pretenden evaluarnos alcanzarían ese 80%?; ¿aceptarían una auditoría administrativa externa?, ¿Usted qué opina?

-El autor médico y analista político.lesant@gmail.com

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