• 10/12/2008 01:00

Una onza de precaución

El último mes del año se caracteriza por circunstancias muy especiales. Para los cristianos, marca la celebración de la llegada de El Re...

El último mes del año se caracteriza por circunstancias muy especiales. Para los cristianos, marca la celebración de la llegada de El Redentor; para los panameños, es tiempo para mostrar amor al ser que nos dio la vida; y para todos, es ocasión apropiada para revisar lo hecho o dejado de hacer durante el año que termina. De otro lado, menos optimista, este mes puede significar también ocasión de peligro para incautos y desprevenidos, por lo que no estaría de más aplicar una triple dosis de precaución.

En efecto, varias decenas de millones de balboas se vierten a la economía este mes. En primer lugar se trata de la última partida del XIII mes ya distribuida a los empleados públicos y pronto a ser pagada por la empresa privada. En segundo lugar, las millonarias sumas que los bancos regresan a sus ahorristas navideños que han tenido la visión y suficiente disciplina para guardar dinero durante el año para enfrentar los compromisos de esta época. En tercer lugar, las bonificaciones que sin duda muchos trabajadores y ejecutivos recibirán como parte de su remuneración o como incentivos adicionales. Todo ello representará mucho dinero en las calles desde ahora hasta final del mes.

Por supuesto, la tentación de salir a gastarlo todo puede resultar incontenible. Más que en ningún otro momento del año, los comerciantes se han preparado para crear en el cliente la imperiosa necesidad de comprar tal o cual artículo y para hacer aún más apetecible su mercancía. La publicidad, que está precisamente dirigida a cultivar esa necesidad y a abrir el apetito, le hace sentir al comprador potencial que debe aprovechar esa única oportunidad que posiblemente no se repita.

Pero a la par de que el comerciante vislumbra salvar su año y aumentar sus ventas con el dinero circulante en diciembre, el ratero se mantiene agazapado y al acecho, esperando su oportunidad para caerle a su presa y privarla del esfuerzo de todo un año. Apenas se inicia diciembre y ya se nota, aún a plena luz del día, el aumento vertiginoso de atracos a mano armada, de hurtos y de estafas. En consecuencia, la voz de alerta no está de más. Por un lado, no dejarse seducir ante el invento de necesidades artificiales que enamoran nuestros ahorros y, por otro lado, mantener siempre ojo avizor contra los rateros que pululan en centros y arterias comerciales.

Aún más allá de estas dos circunstancias, existe otra razón poderosa para tener mucho cuidado en el manejo del dinero. Se trata de la situación adversa que afecta las finanzas y la economía de otros países, especialmente la de Estados Unidos. El sentido común nos indica que debemos ser prudentes y prestarle cuidadosa atención. Nadie puede garantizarnos que, tarde o temprano, ese fenómeno no tenga alguna repercusión en la economía panameña. Dios no lo quiera pero, de ser así, todos debemos estar preparados para épocas de vacas flacas y entonces debemos comenzar por cuidar y no malgastar los recursos que recibiremos este mes.

Una onza de prudencia hoy, nos puede servir de mucho el día de mañana.

*Diputada de la República del Circuito 8-7.mireyalasso@yahoo.com

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