• 13/12/2008 01:00

¡Gruta de la Natividad!

El próximo jueves 25 de diciembre, los panameños y panameñas celebramos humildemente, como fieles cristianos, la natividad del Señor. Co...

El próximo jueves 25 de diciembre, los panameños y panameñas celebramos humildemente, como fieles cristianos, la natividad del Señor. Con motivo de tan significativo acontecimiento, ofrecemos a nuestros lectores un bosquejo histórico de la impresionante Iglesia de la Natividad, levantada en el sitio tradicional del nacimiento de Jesús.

Es uno de los lugares más venerados por los cristianos del mundo entero, quizás “el lugar más santo de la Tierra”, como escribiera San Jerónimo. La iglesia, el espacio que la circunda con muchos otros lugares de culto y la vecina Belén, están llenos de reliquias relacionadas con el nacimiento de Cristo y los primeros días de su vida.

Según los Evangelios, los sucesos cruciales del nacimiento de Jesús y su reconocimiento inicial tuvieron lugar en lo que entonces era una cueva natural, utilizada como establo en los suburbios de Belén. María y José, viniendo de Nazaret, debieron quedarse allí, pues no había habitación disponible en la posada local. En ese medio humilde, María dio a luz a su primogénito, lo envolvió en pañales y acostó en un pesebre (Lucas 2:1 -7). Y a ese lugar vinieron los humildes pastores locales en busca del niño recién nacido, después de que se les apareció un ángel e hizo el anuncio (Lucas 2:8 -20). Tres magos de Oriente, guiados por una estrella, vinieron también para adorar al niño y ofrecieron dones de oro e incienso (Mateo 2:2 -12). Cuando Jesús cumplió un mes, la familia pasó a Jerusalén para presentar su hijo primogénito en el Templo, de acuerdo con las costumbres judías (Lucas 2:22 -24).

Belén no desempeñó ningún otro papel en la vida de Jesús, pero el recuerdo de la gruta donde naciera se mantuvo siempre vívido en el corazón de los primeros cristianos. Las autoridades romanas trataron de borrar de la memoria ese recuerdo: en la vecindad de la cueva plantaron una arboleda dedicada al dios pagano Adonis, amante de Venus, y establecieron su culto en la gruta.

Sin embargo, el conocimiento de que esa cueva fue el sitio de la Natividad nunca se olvidó. Sólo cuando el emperador Constantino transformó al cristianismo en la religión oficial de su reino, dicha cueva fue despejada del ritual pagano y encima suyo se levantó una magnífica iglesia. Lo que hasta entonces había sido una cueva alejada, en una aldea oscura, se transformó en el corazón de Belén y punto focal de devoción y culto para los creyentes cristianos del todo el mundo.

La visita a la Iglesia de la Natividad entraña una solemne y agradable experiencia.

Al penetrar a la Gruta de la Natividad, luego de pasar una escala de peldaños, sobre el piso blanco de mármol, a un costado de la cueva, está la estrella de plata de catorce puntas que tiene grabadas estas palabras: “Aquí le nació Jesucristo a la Virgen María”. En la parte norte de la cueva está el pesebre y, enfrente, un altar consagrado a los Magos de Oriente.

La visita a la Iglesia de la Natividad, en Belén, es uno de los privilegios más preciados para un verdadero cristiano. ¡Allí se siente a Cristo y se compadece en humildad!

Los convido a compartir esta extraordinaria experiencia en cuanto puedan viajar a Israel, la “Tierra Santa”.

¡Feliz Navidad y Año Nuevo deseo a mis amigos lectores y a todos mis compatriotas!

-El autor fue embajador de Panamá ante el Estado de Israel.socratessiete@gmail.com

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