• 14/03/2009 01:00

El gobierno y los criminales en guerra en Panamá

Frente a la hora fatídica del crimen los pliegues de la bruma monstruosa se detienen estupefactos en las cimas tenebrosas de la muerte. ...

Frente a la hora fatídica del crimen los pliegues de la bruma monstruosa se detienen estupefactos en las cimas tenebrosas de la muerte. En el misterio del horizonte se siente remover sudarios invisibles y vuelos letárgicos de larvas en acecho.

Durante estos largos 5 años ha corrido a borbotones por las calles Panamá y Colón la sangre generosa y roja de espanto y terror de humildes e inocentes panameños que viven diariamente la tragedia de la inseguridad de la seguridad pública. El pandillerismo y el crimen organizado se han tomado todas las calles del país invadiendo todas las esperanzas de vida de un pueblo que no tiene más defensas que clamar justicia y derramar lágrimas de impotencias y resignación.

Panamá ha sido convertido en un campo de la guerra fría en donde los varones de tráfico de drogas, armas e influencias han levantado un paraíso millonario aprovechando la debilidad de un gobierno que no ha sabido defender la integridad de sus ciudadanos, respetar la seriedad de sus instituciones y dotar a la Policía Nacional a la OIJ y a otras instancias castrenses de las armas modernas y sofisticadas para contrarrestar la acción criminal.

Ya ni siquiera esperan la sombra de la noche para asesinar, atacar, robar y violar y convertirse en una tropa de caballos de Atila desenfrenada y cruel que asola todos los barrios y territorios por donde pasan sus cascos ensangrentados.

La nación está en guerra. Una guerra siniestra envilecida por una crápula de bandoleros sin Dios ni ley que ha desafiado al gobierno y a sus instituciones de seguridad ganándoles hasta hoy la batalla en las calles. Dios quiera que el horroroso crimen del director del INAC, Anel Omar Rodríguez, sirva para que el gobierno deje a un lado su pasividad y su tolerancia para entrar con arrojo y valentía a la pelea con fuego de artillería pesada hasta exterminar esta plaga criminal y maldita. El gran poeta de América José Asunción Silva escribió en versos vibrantes “¡Si Cristo perdonó a la Magdalena, ni tú eres Magdalena, ni yo Cristo!”.

-El autor es comentarista coclesano.havagal21@yahoo.es

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