• 16/04/2009 02:00

Legado del presidente Torrijos

Del legado político del presidente Martín Torrijos resaltan su decencia y moderación, su pluralismo y honestidad, su racionalidad y prud...

Del legado político del presidente Martín Torrijos resaltan su decencia y moderación, su pluralismo y honestidad, su racionalidad y prudencia. Su gobierno, respaldado por una votación sin precedentes en la historia nacional, amplió la participación ciudadana, fortaleció las instituciones, dio vigor, plenitud y vigencia al sistema democrático. Tendió permanentemente puentes de diálogo, consenso y ética democrática y construyó un clima de discusión de los grandes problemas nacionales a contrapelo de sectores interesados en agudizar las tensiones sociales.

El presidente Torrijos trajo un nuevo tiempo. La política nacional llevará su sello, porque no se olvidó de los pobres, aquellos que eran recordados únicamente en las encuestas y al emitir el voto. Despertó la esperanza frente al abandono, la unidad de propósitos por encima de los conflictos. No llegó con falsas promesas, ni recriminaciones, ni dogmas caducos, sino con objetivos claros y planificación estratégica.

La administración del presidente Torrijos acompañó su discurso con realizaciones. Dio valor a los compromisos e imprimió coherencia, descartando la improvisación. Hizo emerger la convicción de que la responsabilidad debe primar sobre la mezquindad y la mentira. Luchó por restablecer la fe pública en los actos del Estado frente a la campaña mediática de la oposición y su vocero La Prensa , empeñada en generar desconfianza y descrédito.

Al final del gobierno del presidente Torrijos todo parece natural. Ahora resulta natural haber puesto las bases para el renacimiento social. Se toma como natural el esfuerzo por sanear las finanzas públicas, las reformas estructurales, la modernización del Estado, el crecimiento económico y social, los fundamentos para atenuar los efectos de la crisis financiera internacional, la reinserción de Panamá en el mundo, la ampliación del Canal, la vasta red de infraestructura vial y el desarrollo en todos los ámbitos de la vida productiva nacional.

El presidente Torrijos ha sido el protagonista de un proyecto de Nación que se atrevió a trazar políticas públicas de inclusión social y saldar en parte la postergada deuda con los pobres y marginados del país. La hipocresía de quienes recurrentemente pretenden resucitar el fantasma del militarismo olvida que los derechos humanos no se agotan con la preservación de la vida. Por eso el presidente Torrijos rescató la defensa del derecho a la alimentación, la salud, la educación, la seguridad, el empleo de calidad y la vivienda digna.

Si bien hay asignaturas pendientes, el país cuenta con una plataforma sobre la cual consolidar las transformaciones sociales. La disyuntiva es profundizar en el desarrollo material, el bienestar de los ciudadanos y su grado de promoción social o caer en manos del populismo autoritario que pregona el candidato opositor Ricardo Martinelli, para arrebatar el poder público y reducir al Estado a una pieza más de su corporación de supermercados. Sólo el genuino compromiso de quienes están dispuestos a impedirlo será la garantía para que la decadencia no se entronice. La acción responsable de cada ciudadano será la salvaguarda para preservar al país como generación del presente con sus expectativas futuras. El legado del presidente Torrijos es una apuesta en que el futuro se impone sobre el pasado, al igual que la unidad nacional sobre la fragmentación social.

-El autor es periodista.d_olaciregui@hotmail.com

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