• 18/04/2009 02:00

Damocles y Ricardo Martinelli

“Damocles fue al parecer un cortesano excesivamente adulador en la corte de Dionisio II, un tirano de Siracusa (Sicilia) del siglo IV a....

“Damocles fue al parecer un cortesano excesivamente adulador en la corte de Dionisio II, un tirano de Siracusa (Sicilia) del siglo IV a.C., a quien envidiaba por su vida aparentemente afortunada y cómoda. Propagó que Dionisio era realmente afortunado al disponer de tan gran poder y riqueza. Dionisio, deseoso de escarmentar al adulador, se ofreció a intercambiarse con él por un día, de forma que pudiera disfrutar de primera mano su suerte. Esa misma tarde se celebró un opíparo banquete donde Damocles gozó siendo servido como un rey. Sólo al final de la comida miró hacia arriba y reparó en la afilada espada que colgaba atada por un único pelo de crin de caballo directamente sobre su cabeza. De súbito se le quitaron completamente las ganas de los apetitosos manjares y las bellas muchachas, y pidió al tirano abandonar su puesto, diciendo que ya no quería seguir siendo tan afortunado”.

Ricardo Martinelli aspira a ser presidente de Panamá, sobre él, pesan tres (3) “Espadas de Damocles”. 1ª: “Balbina Herrera”, quien ha demostrado ser apta para gobernar por su trayectoria, legítima representante del “pueblo” y por su descendencia familiar, se enfrenta a una lucha de clases: Pueblo vs Poder Económico. 2ª: El Panameñista, partido aliado, cuyas bases pueden sentirse defraudadas, porque su candidato no va a la cabeza de la nómina y de llegar al poder, ante un desliz de Martinelli, pueden esperarse inusitadas acciones, máxime si impone su criterio y llega a pisar un “callo panameñista” o incumple lo pactado.

3ª: La última “Espada” es su personalidad, demostrada en la trayectoria empresarial, donde ha desarrollado características de soberbia, prepotencia, autocracia, además sus constantes declaraciones públicas afirmando que eliminará tal o cual impuesto, programas, marginar las Leyes administrativas vigentes, factores que pueden descalificarlo, aunados al desconocimiento de la cultura en el pueblo panameño, “tema que pareciera no le interesa”, y debe ser característica predominante en la personalidad de cada ciudadano, al igual que la educación.

Martinelli ha emulado a un actor inglés del siglo pasado al presentarse como albañil, carpintero, jornalero, intérprete de música Pop, décimas, participando en culecos o saltando de cama en cama. Eso es vívido reflejo del menosprecio sentido por los representados en su caminar, como dice, en “la zapatillas del pueblo”. No conoce el dolor que sienten los miles de hombres de las campiñas que no pueden calzarse una “sandalia playera” y tienen que caminar sobre piedras, lodo, asfalto y cemento caliente para ir a trabajar de sol a sol. Martinelli jamás sentirá el dolor de esos panameños de los que se burla, cuyas zapatillas sólo son el grueso cuero de su propia piel, curtida por el sol, la lluvia y los guijarros del diario vivir de su pobre y marginada vida.

-El autor es historiógrafo y escritor.escritoramador@gmail.com

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