• 20/04/2009 02:00

Ganar sin ganar

Creo oportuno aprovechar el tiempo que queda, antes de las elecciones nacionales, para reenfocar el análisis y la discusión teórica sobr...

Creo oportuno aprovechar el tiempo que queda, antes de las elecciones nacionales, para reenfocar el análisis y la discusión teórica sobre lo que en realidad ha ocurrido en los últimos veinticuatro meses. Después del domingo tres de mayo próximo quedarán temas pendientes. No se trata de David Murcia Guzmán, ni de maletines y mucho menos sobre lo conversado entre amigos alrededor de una paella.

El tres de mayo, uno de los tres grupos gritará victoria. Echará mano a los recursos necesarios para adelantar sus planes de trabajo. Algunos pondrán en marcha obras para que sus nombres queden gravados en la historia.

Los que tomen la oportunidad de gobernar como cosa seria harán lo posible por corregir alguno que otro programa, con miras a superar las deficiencias del —o de los— gobiernos anteriores. Y están los que únicamente estarán para amasar fortunas.

Creerán sinceramente que han ganado y celebrarán. Se afincarán para tomar las riendas del poder y explotar lo antes posible el momento que la contienda electorera les ha brindado.

Bien para ellos. Pero en realidad no habrán ganado nada.

El tema de mayor importancia que queda es sobre nuestra condición de entes sociales y nuestra capacidad de hacernos de las mejores conductas humanas, para impulsar nuestro desarrollo por encima de lo que tuvimos en el pasado y muy por encima de lo que tenemos hoy.

Las premisas que históricamente nos han guiado como nación y como sociedad, han variado profundamente. En ese sentido, el contexto social en la cual operamos también ha cambiado significativamente, dando como resultado la falta de una visión compartida; falta que nos ha permitido observar y vivir la más maliciosa y perversa de las campañas electorales de la Nación.

Las evidentes muestras de deterioro social (estructural y sicológico) han incursionado en la psique del panameño a todos los niveles, permitiendo la pérdida de su capacidad de razonamiento crítico sobre las amenazas a su certidumbre social.

La claridad cognitiva que demostraba décadas atrás en las luchas por la recuperación de la soberanía nacional, ha sido canjeada por una representación irreal de hombre y mujer “moderno (a)” y ese acondicionamiento psíquico ha sido producto de la influencia de los medios y de su visión artificial sobre las circunstancias de él o ella como individuos. Peter Senge lo define como “poca conciencia” sobre la realidad actual.

No habrán ganado, todos hemos perdido. Las posibilidades de revertir la presente conducta social que claramente presenciamos todos a lo largo de estos meses de política electorera, (descalificadora y destructiva por cierto), ya ha infectado como un cáncer agresivo el tejido social de la Nación. Y lo más peligroso es que hay muestras evidentes de que la generación que crece bajo nuestra tutela, ha sido infectada de igual manera.

El reto para cualquiera que “gane” es entender el enorme daño que se ha hecho en términos de comportamiento social, político y cultural.

Olvidemos por un momento las obras de infraestructura millonarias y concentremos todos los esfuerzos en los programas de educación, cívica, ética y cultura, tan sólo para echar las semillas necesarias para revertir la conducta actual de barbarie y destrucción social.

-El autor es comunicador social.ernestoholder@gmail.com

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