• 03/05/2009 02:00

El futuro traerá novedades

En las siguientes líneas no he de hacer propaganda política (no se equivoque nadie), pero sí un breve análisis histórico, y en este anál...

En las siguientes líneas no he de hacer propaganda política (no se equivoque nadie), pero sí un breve análisis histórico, y en este análisis necesariamente participan las fuerzas que hoy contienden en las urnas. El análisis histórico, que yo sepa, no está prohibido. No pretendo con esto inclinar ningún voto, además no creo que nadie esté esperando este análisis para votar. Los electores escogieron su opción, básica y decisivamente, hace meses. Lo que quiero, más bien, es asomarme al panorama de lo ocurrido “grosso modo” en los últimos decenios y preguntarme hacia dónde se orienta este país o debe de orientarse. Eso sí que es interesante.

Si en Panamá hubiésemos sido devotos de la historia, las elecciones no se debatirían entre las opciones que hoy encara el panameño en las urnas. El perredismo, causante de la catástrofe que arrastró a este país a una invasión tras una oscura época de exilios, carcelazos y muertes que empezaron con Omar Torrijos y terminaron cuando su hombre de inteligencia y de confianza Manuel Noriega tomó directamente el poder, habría sido enterrado en el pasado, como el franquismo en España.

Más bien lo que debió darse en el Istmo fue una pugna entre los demócratas que surgieron legítimos vencedores de aquellos sangrientos comicios de 1989 y movimientos nuevos que, discrepando de aquellos, hubiesen querido reformular la democracia. Entre estos movimientos nuevos estarían, claro, los que hoy se agrupan bajo la denominación de tercera fuerza, los que creen que deben hacerse cambios en el sistema democrático desde una posición de centro o de derecha y los que esperan ver subir a un izquierdismo de tipo Chávez. Incluso, los que piden el voto en blanco.

Pero no. Panamá, engañada por la impostura de los de que predicaron que el país se dividía entre los oligarcas del período anterior a 1968 y los salvadores de la patria —léase militares y los civiloides que los acompañaron (civiloides significa "con apariencia o forma de civil, pero que carece de los auténticos valores civiles", sin los cuales la dictadura difícilmente hubiera sido posible) se embarcó en esta dicotomía después del 89, que mantiene a flote a ese cadáver moral e histórico, que es el PRD.

¿Razones? Primero, el PRD fue el partido oficialista los últimos diez años de la dictadura, con suficiente tiempo y recursos para generar un aparato logístico que le permitiera permanecer en el poder por muchos años. Se creó "una segunda generación" de perredés en el gobierno ya durante la época dictatorial y luego durante estos 20 ultimos años. Tengo la esperanza, sin embargo, de que mientras más pase el tiempo, más crecerá en los panameños la necesidad de encontrar fórmulas nuevas para superar problemas viejos. Y que muchos comprendan que mantener vivo un cadáver politico derrotado por la historia de la cual es excrecencia, es una contradicción que no permite comprender nuestro pasado, nuestra lucha por la democracia y una democracia mejor.

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