• 04/07/2009 02:00

Réplica ¿al Doctor Candanedo?

He leído con atención la supuesta réplica del Dr. Candanedo, secretario general de la Universidad de Panamá, a la sección Entre Líneas d...

He leído con atención la supuesta réplica del Dr. Candanedo, secretario general de la Universidad de Panamá, a la sección Entre Líneas del diario La Estrella de Panamá publicada el pasado 22 de junio de 2009 bajo el título de “Un exabrupto”. De esa manera conceptúa el editorialista el proceso de expulsión que me sigue el Rector de dicha casa de estudios por haber disentido de él respecto a la “Universidad de Las Maravillas” que habitúa a describir en todas y cada una de sus intervenciones públicas. El Dr. Candanedo disiente de tal calificativo, y afirma que mis opiniones, vertidas hace cinco años, no son las que se pretenden disciplinar mediante la expulsión de mi cátedra sino que se trata de disciplinar “una acumulación de insultos, diatribas, y calumnias” vertidas por mí “contra las autoridades universitarias, de los órganos de gobierno universitario y de la misma institución donde presta sus servicios docentes”.

Lo primero a resaltar es que el Dr. Candanedo obvia señalar en qué consisten tales “insultos, diatribas y calumnias” , y ello por la sencilla razón de que dejaría al descubierto que las mismas consisten en las duras críticas que he realizado y realizo contra la administración de la Universidad de Panamá, críticas que, por cierto, comparte en silencio la inmensa mayoría de los universitarios, dado que de dicho silencio dependen sus puestos de trabajo y, para otros, la posibilidad de continuar sus estudios sin el peligro de expulsión. Sabe muy bien el replicante que, de igual manera, sólo es a una ínfima minoría a la que bien se le paga por su silencio cómplice.

De la réplica del secretario general se desprenden dos cuestiones evidentes. La primera tiene que ver con la urgente necesidad que tiene la Rectoría para expulsarme, y que dicha decisión está ya tomada por adelantado. La segunda se refiere al hecho incuestionable de que se me expulsará por haber vertido públicamente opiniones duramente críticas hacia el gobierno de la Universidad en la (que) dicto mi cátedra hace ya 35 años. Se trata, pues, de un “delito de opinión” , aberración antidemocrática propia de la dictadura, máxime cuando se trata de una institución universitaria, dado que de esa manera se atenta abiertamente contra la libertad de cátedra y la libertad expresión. Por otra parte, me permito recordarle al secretario general que, en efecto, y pese a su enfática negativa, forman parte del Consejo Académico funcionarios que sí son incondicionales del señor rector, puesto que él los nombra y destituye libremente, tal como ocurre en este caso con el propio secretario general y los “representantes” de Asesoría Jurídica.

Habla usted, por otra parte, de “pacífica convivencia” , y yo me permito preguntarle: ¿a quién responden las bandas de varilleros que atacan, gozando de total impunidad, a los pocos estudiantes que se niegan a someterse al imperio de la tiránica voluntad de ciertas autoridades universitarias? Me dirá usted que no lo sabe, pese a que para la inmensa mayoría de universitarios no se trata de ningún insondable misterio. Y no me diga que estas afirmaciones constituyen una nueva “acumulación de insultos, diatribas y calumnias”. Si así fuera, ¿cómo calificaría el que yo revelase el nombre del secretario general que en su momento fue designado en dicho cargo por obra y gracia del gorila que impuso su voluntad en la habitación de un hotel no hace todavía muchos años? Imagino que usted calificaría tal revelación como un insulto vertido contra las autoridades universitarias. Por mi parte, decir la verdad constituye una obligación insoslayable de quien ejerza la docencia.

No me alargo más, y me despido no sin antes felicitar a La Estrella de Panamá por titular acertadamente la réplica del Dr. Candanedo como una “Réplica de la Rectoría”.

Atentamente,

Dr. Miguel Antonio BernalCatedrático titular

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