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- 15/07/2009 02:00
‘En lo que es...’
La transmisión en los medios audiovisuales de las actividades que se desarrollaron el 1 de julio generó una competencia en cobertura, donde las pantallas se multiplicaron y los periodistas, reporteros y conductores de programas hicieron lo mejor para dar cuenta de los acontecimientos.
No es fácil reportar en vivo un hecho noticioso, sobre todo cuando los guiones y libretos se ven superados por la realidad. Sin embargo, la capacidad profesional de quienes aparecen en pantalla debe estar por encima de las circunstancias fortuitas, las contingencias, para, a través de un lenguaje adecuado, llevar al público la situación con el grado de importancia que cada fenómeno registra. Pero en estas transmisiones se pudieron percibir algunos vicios que llevan consigo los presentadores, locutores y periodistas. Uno de ellos es el de las muletillas y entre ellas la que se ha puesto de moda en la actualidad: “?en lo que es”. A casi todas las frases en donde no se puede acomodar el nombre adecuado se les agrega esta partícula, que no agrega más que mal gusto a las notas periodísticas y reportajes.
No se sabe de dónde surgió esta especie tan rara. Uno de los artífices de esta práctica es, sin duda alguna, un joven que en las madrugadas recorre la ciudad y luego en la estación RPC Radio reporta despachos de accidentes, asaltos y conflictos que tienen lugar en esas horas cuando aún no sale el sol. Probablemente este reportero repita en una sola información varios “?en lo que es la Estación de Policía?” , o “en lo que es el Hospital Santo Tomás?” o “en la que es la avenida Ricardo J. Alfaro?” o un determinado lugar, objeto o vehículo.
Aunque parezca extraordinario, los presentadores de televisión durante la toma de posesión del nuevo presidente hicieron gala de sus “en lo que es” , pues, al parecer no había un elemento que pudiera mencionarse sin contar en esa nueva herramienta de explicación periodística. Hay el caso también de “lamentablemente” , “el mismo” y “cabe destacar” , comunes en la redacción noticiosa.
Cada grupo o sector tiende a utilizar esas muletillas para darle énfasis a sus discursos. Las feministas y promotoras de algunas actividades educativas aprendieron a utilizar “realmente” al comienzo, en el medio y al final de sus oraciones; se puede reconocer a alguien que se ha graduado en esa escuela de incidencias, porque empieza con ese adverbio, que utiliza, en la mayoría de los casos, sin ninguna necesidad.
Las muletillas, que también son conocidas como estribillo, latiguillo, bordoncillo o ‘ripio’ , no tienen mayor sentido para los que escuchan, más que interpretar que quienes las emplean sufren de una especie de “tic verbal” , además de expresarse de una manera desagradable, llenan de basura su pensamiento; exactamente, la última de las acepciones que hemos mencionado.
Para conocer una muletilla solo se debe eliminar del texto y resulta que su ausencia ni quita ni agrega. Los periodistas requieren buscar formas más adecuadas y novedosas que les permitan exponer los acontecimientos con mayor claridad y precisión. Las muletillas van en la dirección contraria, pero muchos comunicadores sociales se dejan obnubilar por estos cantos de sirenas que son asumidos como una prenda de lujo. Nada más absurdo.
*Periodista, escritor y docente universitario.modestun@yahoo.es