• 31/08/2009 02:00

GPS y conducta humana

El gobierno hace lo posible por atender todas sus promesas agresivamente. Como todo nuevo gobierno, comprenden lo importante de publicar...

El gobierno hace lo posible por atender todas sus promesas agresivamente. Como todo nuevo gobierno, comprenden lo importante de publicar sus esfuerzos por atender los problemas que afronta el país, más cuando tiene todas las consideraciones que la población le permite a cada nuevo gobierno y, ante todo, la ancha oportunidad de quedar bien con lo prometido.

Del latín “ oportunitas ”, la oportunidad es, entre los argumentos teóricos, un concepto real y válido para emprender tareas de cambio y mejoramiento en un marco ordenado de planificación y visión estratégica. Para naciones en vías de desarrollo como la nuestra, el concepto es igualmente válido para reformular modelos de organización para la resolución de problemas. Para asentar los planes de desarrollo y cambios en las oportunidades que el momento social, económico, ambiental y cultural nos ofrece. La oportunidad es la esencia del propósito; oportunidad dada por el electorado. Y en el caso del trasporte público, desafortunadamente estamos frente a la oportunidad ofrecida por los terribles accidentes de las últimas semanas.

Para resolver los problemas en esa área de desarrollo el gobierno informó la semana pasada que el transporte público de pasajeros utilizará el sistema de ubicación satelital GPS (Global Positioning System) por sus siglas en inglés. La medida se ha discutido con representantes de los gremios de transportistas y sus dirigentes. El objetivo —según el gobierno— es poder llevar un registro de la velocidad y de las rutas que recorren los autobuses, de los desvíos y de otras transgresiones de la cual son creadores y dueños.

Escuché detenidamente las explicaciones que han dado los representantes del gobierno en varios medios de comunicación social, sobre las bondades del sistema GPS. Creo que la modernización de cada sistema social debe favorecerse con las herramientas que ofrece la tecnología. Es hora de que varios eslabones de los sistemas sociales que sirven a las mayorías, estén apoyadas por sistemas modernos que les faciliten la vida. Debe ser igual para los servicios médicos, para el sistema educativo público, para la seguridad ciudadana.

Lo que no me convence es si los cambios deben sostenerse esencialmente con aparatos y sistemas tecnológicos. Es decir, ¿de qué sirve saber que el autobús se pasó la luz roja en equis área de la ciudad?, o ¿apreciar en una pantalla de computadora una regata entre camiones en la Interamericana? ¿Para ponerle una boleta a los conductores?

Se nos está olvidando el aspecto más importante, la oportunidad de forjar cambios significativos en la conducta humana. Decía Robert Fritz que “ un cambio en las estructuras conlleva a un cambio en el sistema organizativo ”. Fritz definió la “ tensión estructural ” (structural tension), como “ la diferencia entre lo que tenemos y lo que deseamos tener. Nuestro estado deseado comparado a lo que tenemos en la actualidad ”. Creo que todos deseamos mejores seres humanos.

Los cambios fundamentales y estructurales en materia de trasporte deben darse en la forma organizativa del sistema. No soy el primero en decir esto, pero la parte humana debe ser considerada especialmente. Las necesidades sociales y de supervivencia del usuario son las más importantes. Para que el país progrese y para que sea eficiente y moderna nuestra sociedad, debemos entender que las personas que trabajarán en las estructuras de producción son las mismas que necesitarán de un servicio de transporte seguro y de alta calidad.

Decía hace unas semana que “ Debemos atender la parte humana del proceso de desarrollo ?” en todas las áreas de desarrollo. En particular en este tema del trasporte, la educación de los conductores debe ir de la mano y adherirse a acuerdos consensuados y mecanismos obligantes entre las partes que los fuerce a cambiar su actual conducta deshumana y anárquica.

Antes de lo tecnológico, lo oportuno y de primer orden está la educación de los involucrados, plataforma esencial que debe impulsar el desarrollo de un país y promover el cambio de cualquier sistema. Debemos pensar siempre que la sociedad que queremos construir a partir de este momento debe incluir políticas educativas visionarias, que sean extensivas a todas las regiones y todos los gremios del país, que garanticen participación y equidad para todos y que propicien el mejor clima posible para el desarrollo personal. Al fin y al cabo, un ambiente educacional adecuado y justo permitirá un desarrollo humano que nos prepare para superar sistemáticamente las actuales conductas decadentes.

*Comunicador social.ernestoholder@gmail.com

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