• 18/11/2009 01:00

Muy hermosas, pero muy caras

Pareciera una característica general que la mayoría de los gobernantes quieran dejarnos una serie de hermosas obras públicas para que la...

Pareciera una característica general que la mayoría de los gobernantes quieran dejarnos una serie de hermosas obras públicas para que las futuras generaciones no los olviden y las tengan como ejemplos del buen trabajo que hicieron durante su gestión. Pero se olvidan que muchas veces el “mucho apuro trae cansancio” y que esos apuros también acarrean un sinnúmero de suspicacias muy justificadas. Los legados que el anterior gobierno nos ha dejado con el tramo Madden-Colón de la autopista transístmica y con la Cinta Costera constituyen prueba fehaciente de obras deficientes, terminadas a la carrera a precios muy cuestionados.

La génesis del proyecto Madden-Colón nace de la incapacidad del concesionario original (PYCSA) de concluir la obra. Un salvador (Norberto Odebrecht) ofrece rescatar el proyecto y terminar el trabajo inconcluso, pero exigiendo aumentar a B/.215.8 millones el precio de la obra que había sido pactado originalmente en B/.189.0 millones. Ese aumento no fue suficiente porque el “ salvador ” terminó cobrando, y el Estado terminó aceptando, B/.283.7 millones, casi B/68.0 millones todavía más.

¿Cómo se justificó ese aumento? Se aceptaron razones como la siguiente joya: “ descubrimientos de eventos geológicos y condiciones del sitio no considerados en las condiciones referenciales que … no se encontraban identificadas y que … posteriormente fueran reconocidas ”. Para simples mortales como nosotros, que pagamos impuestos, eso quiere decir que se podría aumentar el precio si se encontraran excusas de difícil verificación por el Estado y fueran adornadas con términos grandilocuentes.

La Cinta Costera ha tenido un desenlace similar. Por los B/.189.1 millones que constituyó el precio original y por la falta de estudios previos adecuados, el Estado no recibió la obra originalmente concebida y uno de los más evidentes fracasos fue la imposibilidad de reubicar la estatua de Vasco Núñez de Balboa, forzando con ello un nuevo diseño de la ruta alrededor del sitio original del monumento. En ambos casos, el propio ministro de Obras Públicas del momento aceptó la falta de adecuada preparación cuando confesó que “ probablemente ” no se hicieron los estudios previos suficientes.

Ambos casos se caracterizaron por el afán de concluir las obras, a cualquier costo, antes de que culminara la gestión del régimen vigente; querían cortar cintas e inaugurar placas conmemorativas, pero el pobre resultado ha sido la deficiente calidad de las obras, tanto del tramo Madden-Colón como de la Cinta Costera y de la ampliación del Corredor Norte. El estado de las calzadas, el pavimento irregular en los viaductos y la formación de tranques son apenas algunas fallas atribuibles a la falta de fiscalización durante el período de construcción, cuando la fecha de terminación era más importante que el precio o la calidad del trabajo.

El costo final de las obras no ha sido adecuadamente divulgado como el pueblo se lo merece. Con el mayor desparpajo la empresa Odebrecht pretende justificar B/68.0 millones adicionales para el tramo Madden-Colón; todos en el anterior gobierno lo aceptaron mansamente. La nueva contralora general tiene en esto mucha tela que cortar, para determinar a dónde fueron a parar los reales de la Cinta Costera y del tramo Madden-Colón y por qué cada kilómetro de autopista nos sale costando más del doble: B/.6.6 millones, en lugar de B/.2.4 millones. Ahora le toca al pueblo saber.

*Ex diputada de la República.mireyalasso@yahoo.com

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