• 24/11/2009 01:00

Frente a los nuevos paradigmas

A alguien le he encontrado diciendo, inadvertidamente, que ésta podría ser la generación de los babys loosers, una cruel comparación con...

A alguien le he encontrado diciendo, inadvertidamente, que ésta podría ser la generación de los babys loosers, una cruel comparación con la generación de los babys boomers. Y que no había generación más educada que la que hoy puebla el planeta, y al mismo tiempo, que pase por tantas carencias económicas y sociales.

Con todo respeto por el articulista, me parece que el análisis se queda en el árbol y sus ramas, y no entra en la observación del bosque entero. Nuestros padres se criaron gracias al concepto liberal de movilización social que podía dar una buena educación; con la idea de que personas bien educadas, con valores y con arduo trabajo, siempre conseguirían las metas en sus vidas.

Por supuesto, que la meta también era más sencilla: acceder a tener más bienes de capital, para poder vivir con la mayor comodidad posible. El mundo era sencillo, las preguntas eran sencillas y las respuestas eran sencillas.

Pero, hoy ya no es así. Aunque todavía la educación lucha por ser una variable importante en el mundo del trabajo, el empleo y la inversión; en algunos casos ha disminuido notablemente su importancia.

Un reciente estudio sociológico en los Estados Unidos de América refleja que para las nuevas generaciones de profesionales, ser abogado o ser doctor ya no tiene la misma aureola de posicionamiento social del que iban tradicionalmente acompañadas estas profesiones.

Y, si bien la estructura de la economía capitalista se ha sofisticado, pero no es muy diferente a la del siglo pasado; las metas de las personas sí son distintas.

Ya no es trabajar lo más duro posible, tal vez, para no tener tiempo de ver a mi familia ni gozar de ese dinero bien habido; sino trabajar lo suficiente, como para tener tiempo para gozar de mi familia y que el bienestar material se transforme en mejor calidad de vida.

Y tal vez, diría yo, participar como padres un poco más en la educación de nuestros hijos.

Ese concepto nuevo, calidad de vida, es el que lucha por destacarse de toda la maraña de conceptos vanguardistas, dentro de la nueva sociedad a la que estamos accediendo.

Las preguntas típicas serían: ¿para qué tanto dinero si no tienes tiempo para disfrutar de él? Y, más profundo aún: ¿qué significa disfrutar de la vida? ¿Cómo se accede a mejor calidad de vida?

El cambio en las concepciones podría, incluso, llevarnos a la paradoja de gente con más dinero, que disfruta de la vida mucho menos que gente que tiene mucho menos dinero.

En fin, no es que las premisas del capitalismo están cambiando; es que la gente piensa distinto dentro de la estructura capitalista.

*Abogado.malcoj2@hotmail.com

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