• 15/12/2009 01:00

Corrupción por percepción

“La mujer del César no solo debe ser honesta, sino parecerlo”. El viejo adagio parece ser lo que afecta la percepción en el país de los ...

“La mujer del César no solo debe ser honesta, sino parecerlo”. El viejo adagio parece ser lo que afecta la percepción en el país de los logros o fracasos en la lucha contra la corrupción.

El nuevo gobierno, si bien no fue tan categórico como el anterior con su “ Cero Corrupción ”, que de paso no logró cumplir, esbozó una campaña contra la corrupción, enmarcada en la acusación de que en gobiernos anteriores “ entraban limpios y salían millonarios ”.

No dudo que Ricardo Martinelli está comprometido contra la corrupción, es un empresario exitoso y millonario por derecho, no necesita robar ni utilizar fondos del Estado para mejorar su patrimonio. Inclusive ha nombrado un equipo de gobierno que viene en su gran mayoría del sector privado, libres de culpas del pasado.

Sin embargo, la última encuesta de Dichter & Neira muestra cómo los panameños, un 83%, creen que hay desde poco hasta mucha corrupción, ciertamente no hay percepción de que se está acabando la corrupción. La pregunta es ¿por qué? El problema, a mi juicio, está en pequeños detalles agrandados por los medios y las especulaciones en columnas de glosas que dejan siempre un ambiente de trampas, negociados y coimas. Estas glosas nunca llevan firma, nunca dan una información en forma categórica, sino en forma ambigua y escondida en sobrenombres y claves, solo sembrando el morbo.

Cuando el país prohiba las columnas y glosas sin firma responsable, cuando se den los primeros fallos en querellas de calumnias e injurias, mejoraremos, entonces, nuestra percepción de honestidad en el manejo de la Cosa Pública. Hoy, vivimos en un gobierno que trata de limpiar la cara al funcionariado, pero glosas te dicen que un alcalde prohíbe vallas, pero él abre una empresa propia para poner vallas exactamente donde las ha removido. Cuando un alcalde da contratos a parientes de funcionarios de su propia administración, cuando la Contraloría General dice haber presentado más de 400 denuncias, pero nadie las publica ni las lista, cuando no hay responsabilidad patrimonial en casos de metidas de pata por funcionarios que cuestan al Estado millones, todo se suma y al final la percepción es que todo sigue el patrón de siempre.

Hoy lo que fue malo ayer resulta bueno. Los contratos directos siguen, las contrataciones sin licitación siguen, contratos mediante adendas a contratos anteriores cuestionados, siguen. La crítica de ayer a la indemnización a los dueños de cupos de buses es hoy parte de la nueva propuesta del Metrobús. Los cuestionados viajes presidenciales hoy se dan igualmente, solo que nuevamente hay muy poca cobertura en cuanto a resultados de los viajes.

No dudo que el presidente Martinelli y su equipo inmediato son honrados por convicción, pero lamentablemente no todos los funcionarios están proyectando la honestidad que ellos predican. Cuando un pago se dilata, se piensa que es para coimear al acreedor. Cuando un documento, una transacción, demora más de lo necesario, se asume que es que alguien espera una “ colaboración ”. Solo cuando veamos realmente funcionarios eficientes y demostrando su capacidad para decidir en el tiempo necesario creeremos en la honestidad real. Todos sabemos, en la justicia, que se paga para dilatar audiencias y fallos. Lamentablemente en el resto de las transacciones con el Estado, la dilación refleja corrupción igualmente.

*Ingeniero y analista político.marognoni@cwpanama.net

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