• 16/01/2010 01:00

Justicia… ¿hacia dónde vas?

Por muchos años el país ha debatido el tema de la verticalidad de la justicia. La imparcialidad de la dama velada, de sus instituciones,...

Por muchos años el país ha debatido el tema de la verticalidad de la justicia. La imparcialidad de la dama velada, de sus instituciones, de yerros flagrantes en cuanto a los derechos constitucionales, del secuestro de la libertad de ciudadanos, de la ingerencia clara y descarada de otros órganos del Estado en la Corte Suprema de Justicia (CSJ), de su lentitud, de su enorme mora judicial, pereza, y anquilosamiento en la que la han sumido hasta llegar a politizarla, que ha traído como consecuencia su postración.

En nuestro país se ha cincelado a punta de ejemplos el aforismo popular de que la justicia es para los pendejos, para los de abajo, para los hijos de la cocinera, para los descamisados, para los que no tienen sombra, para los pobres, mientras que los ricos, los dueños de la hacienda, sus familias y los políticos venales, el brazo de la justicia simplemente no existe.

Al parecer algo está cambiando en la CSJ, cuando el panorama de los que ostentan la toga negra ha ido cambiando de rostro y postura, tan rápido que nos sorprende. Algunos de estos nuevos magistrados tímidamente han querido dejar alguna huella de trascendencia en los pasillos de la Corte y se han atrevido a salvar votos, a abstenerse de conocer casos e incluso, han permitido a sus suplentes actuar.

Debo colegir, sin ser experto en la materia, que el país está viviendo una especie de redención de la justicia, cuando observamos que personalidades del mundo político, económico, militar, policial y hasta miembros de la misma corporación, guardianes de las leyes y la constitución, son llamados a rendir cuentas por sus actuaciones. Creo que el país gana. La nación panameña se fortalece y se deshace un camino mal andado. Se envía un mensaje a propios y extraños de que nada ni nadie está por encima de la Ley y la Constitución y que aquel que salte la barda, deberá responder por ello.

Creo entonces que de ninguna manera está en juego la institucionalidad democrática del país, como han salido algunos a rasgarse las vestiduras, sin otear más allá de sus chatas narices, de que sus actuaciones servirán en el futuro como ejemplo desnaturalizado de lo que no se debe hacer, una vez que el país encuentre su senda de redención institucional, en este caso la justicia.

Ejemplos de sobra hay en el mundo, en donde el largo brazo de la justicia ha alcanzado a aquellos que se empinaron por encima de la Ley y sus instituciones, creyendo que serían eternos y que no tendrían que responder por sus transgresiones. Por el mundo ruedan políticos, militares, ex presidentes, banqueros, empresarios, en un afán por evitar que la Ley y la justicia les hagan pagar sus desmanes.

Los nacionales vemos con regocijo que los entuertos pueden redimirse en el marco de la Ley y las garantías constitucionales, que se puede dar a cada uno lo que le corresponde y que hoy, hay que darle el espacio, la oportunidad y sobre todo el apoyo moral para que este órgano del Estado se redima, vuelva a la senda y sirva por igual a todos los panameños y extranjeros que nos cobijamos con la bandera tricolor, porque, como dijo Quevedo, “ Menos mal hacen los delincuentes que un mal Juez” … esperemos, pues, el corolario que deben proporcionarnos los nuevos hombres probos de la CSJ.

*Periodista.melquiades.valencia@gmail.com

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