• 20/04/2010 02:00

Las reformas electorales

Recientemente la Comisión Nacional de Reformas Electorales aprobó la sustancial rebaja de los porcentajes para poder inscribir nuevos pa...

Recientemente la Comisión Nacional de Reformas Electorales aprobó la sustancial rebaja de los porcentajes para poder inscribir nuevos partidos políticos. Pienso que es una iniciativa muy importante —en el caso de ser aprobada en la Asamblea de Diputados— para ampliar el escenario de oportunidades y de participación a bloques importantes de la sociedad que luchan por tener expresiones propias en el campo de la democracia electoral.

La marginalidad política reduce los espacios de la democracia participativa y crea un campo de presión social cuando parte de la población no encuentra escenarios en donde pueda volcar su pensamiento y desarrollar una militancia.

Esa inteligente iniciativa va de la mano con el fortalecimiento de las instituciones políticas del país. La modernización del régimen de oportunidades electorales, no sólo es una ayuda al desarrollo de la vida demo crática, sino que le impone nuevas realidades a los llamados partidos tradicionales. Cada cierto tiempo el sistema toma medidas para refrescar sus espacios legales de participación cuando la clase política dominante va perdiendo su capacidad de representatividad y cuando la población deja de sentirse reflejada en los discursos de los dirigentes de esas organizaciones políticas. Aparentemente, la era de los megapartidos llegó a un punto de agotamiento. Por ello es poco probable que los porcentajes que alcanzaron en las pasadas elecciones sean mejorados en el 2014. Como en política no hay espacios vacíos ese retroceso de los megapartidos darán pie al surgimiento de nuevos movimientos que se alimentaran de ese electorado insatisfecho. Ese fenómeno va de la mano con una anterior decisión de la Corte Suprema que reconoce la legalidad de las candidaturas independientes, inclusive para la Presidencia. La mesa está servida. Ha llegado el momento de una recomposición de fuerzas que, desde la política, militan por espacios de poder. Esa iniciativa es más vinculante con las nuevas realidades del país y con los fenómenos que están produciéndose en toda la región.

Los llamados partidos tradicionales se van quedando rezagados con respectos a esos cambios. Su identidad histórica se va perdiendo con la misma velocidad que la generación que les dio origen. Su incapacidad para abordar los graves problemas estructurales y para crear los consensos básicos que se requieren para su solución, golpean directamente su propia existencia.

El camino hacia las elecciones de 2014, estará lleno de sorpresas.

Esa recomposición de fuerzas creara nuevas oportunidades y nuevas opciones. Producirá nuevas iniciativas en el campo de las alianzas y lo más importante, le impondrá a la clase política nuevos métodos en el manejo hacia la sociedad. Las fuerzas que dirigen el go bierno caminan hacia la creación de un amplio movimiento nacional, similar en sus formas al que liderizó Omar Torrijos. Por otro lado el PRD —que ha debilitado su espacio de centroizquierda— aventurándose a escenarios que no le pertenecen, corre el riesgo, de perder nuevamente. Es desde ese centroizquierda abandonado que surgirán los nuevos movimientos que, aunque no sean opción de poder, jugaran un papel importante en las alianzas y en el equilibrio político de la nación.

Los contenidos de la política panameña son únicos y responden a la agenda dada por una economía abierta de mercado y por la globalización.

Las diferencias estarán suministradas por las prioridades y por el discurso de cada una de ellas para ganar la aceptación electoral. En conse cuencia no hay nada que inventar.

*Miembro del PRDrvasquezch@cwpanama.net

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