• 08/08/2010 02:00

Criando cuervos

El llamado al diálogo omite el más patente defecto en la Ley 30, el propiciar el abuso de la fuerza policial. A pocos días rindió sus fr...

El llamado al diálogo omite el más patente defecto en la Ley 30, el propiciar el abuso de la fuerza policial. A pocos días rindió sus frutos podridos en Changuinola, donde todo apunta hacia el mal manejo de la Fuerza Pública como causa última de tan lamentable resultado.

Demasiados prefieren olvidar que vivimos la decepcionante realidad de que la oficialidad de la Policía Nacional está tan corrupta, que encubren entre ellos graves faltas al orden constitucional y al honor de la propia institución. No es invento el que cuando una dama acusó a tres agentes y a un oficial de haberla violado dentro de un radiopatrulla en Villalobos—Pedregal hace meses, su entonces director se limitó a aclarar que el oficial no participó, sino que ‘solo observó’.

Lo acontecido en Bocas es consecuencia lógica de semejante actitud cromañona. ‘No todas las guerras se ganan ni todas las batallas se pelean’. Ante 5000 obreros enardecidos por no recibir la paga que les correspondía, la razón recomendaba a quien comandaba una plaza con solo 150 unidades policiales una retirada estratégica, hasta resolverse las causas del conflicto. Pero nuestro Rambo prefirió el uso de perdigones, en la certeza legal de que él tenía inmunidad de jurisdicción.

Pero no todo debe ser atribuido al presidente que promulgó dicha Ley (y quien comanda la Fuerza Pública...). Nadie puso una pistola a la cabeza del colectivo de 71 diputados que añadió a lo recibido en el anteproyecto del Ejecutivo la inmoralidad: ‘por motivo de la fuerza excesiva o injustificada’. Cada diputado nos cuesta $2000 diarios, y lo menos que podemos esperar a cambio es que lea lo que firma.

*TRADUCTOR.

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