• 22/11/2010 01:00

Gaspar Octavio Hernández: un periodista contestatario

Gaspar Octavio Hernández, el maestro del periodismo panameño muere el 13 de noviembre de 1918, de un fulminante ataque de tisis, al mome...

Gaspar Octavio Hernández, el maestro del periodismo panameño muere el 13 de noviembre de 1918, de un fulminante ataque de tisis, al momento de redactar en La Estrella de Panamá una crítica cáustica contra los que ofendían el sentimiento nacional.

El poeta y periodista siempre armonizó su sentir y pensamiento con el hacer público. Para el bardo nacionalista el periodismo era una expresión de cultura, de sensibilidad social y amor a la patria. Asumió como paradigma una conciencia ecológica que protegiese nuestra flora y fauna, así como nuestros recursos naturales, era su prioridad cívica.

Huérfano desde su niñez, hizo de su autoeducación una manera de afirmar su personalidad de luchador quijotesco contra la adversidad. Leer, leer y leer es el fundamento que le permitía debatir con ideas la problemática de la sociedad. Así reiteró que propensa a la servidumbre vive siempre la nación que no lee.

Gaspar Octavio Hernández fue concejal del distrito capital de 1914 a 1916. Sus exposiciones como concejal en momentos de hacer memoria histórica y reconocimiento a ciudadanos ejemplares son muestras de una prosa culta y elegante.

El intelectual vanguardista dirigió revistas, colaboró en otras y fundó el periódico ‘Prensa Libre’ (1913). En una analogía con Pirandello, El Cisne Negro nació periodista. Hizo de la pluma un bisturí, una espada para denunciar las lacras sociales. Fue combativo, rebelde sin concesiones al poder establecido. Nada fue fácil para él, caminó por senderos de ortigas.

Fue discriminado por su negritud, igual que Carlos Antonio Mendoza.

El Cisne Negro fue el poeta de los marginados, el poeta del dolor. La temática patriótica y de protesta social encarnó su lírica. ‘El Canto a la Bandera’ es un ícono de nuestra gesta por ejercer nuestra plena jurisdicción en todo el territorio nacional. Para el vate de ‘Ego Sum’ la soberanía era una fuerza moral, él vivió la arrogancia del Coloso en el área canalera. Por eso insistió en fortalecer nuestra conciencia como nación con ejemplos decorosos y dignos que nutrieran el sentido de pertenencia que nos identifica. Fustigó la mentalidad de protectorado que dominó al Panamá político.

Como ciudadano protagonista abordó con valentía y nobleza en periódicos y revistas, incluso en su narrativa, la prostitución, la drogadicción, la pobreza, la paternidad irresponsable, la actitud carnavalesca que hace culto de la grandeza ficticia y sobre todo de la impunidad e inmunidad de ‘don Dinero’. Denunció a los calibanes que especulan en todos los órdenes de los negocios. Censuró el istmo de fenicios, consumista y vano que desdeña lo propio al menospreciar los valores, tradiciones y cultura de una comunidad orgullosa de sus raíces.

Además señaló que somos un país donde la farsa, la adulación y la ruin astucia imperan.

Consideró a la educación como el pilar del progreso y sentido nacional, afirmó lo que no se comprende, no se ama; lo que no se ama, se olvida.

La educación debe intensificar su acción para dignificar y ennoblecer el carácter y emanciparnos de todos los prejuicios sociales y religiosos.

Con mordacidad hace una parodia de la política panameña en su cuento ‘Mama Dedo’. Antonio Izaguirre es el ejemplo del juegavivo en el país de los bellacos. Antonio comenta que para ser diputado o cualquier cosa, ¿acaso es necesario tener talento? Solo basta demostrar docilidad de carácter y fidelidad a los jefes de partido. ‘Yo no quiero ser diputado ni gobernador ni subsecretario. Voy a hacerme capitán de policía’. Participa en la tragicomedia electoral y se gana con astucia la placa de policía y le demuestra a todos que él no se chupa el dedo...

Como crítico literario y hombre de letras atacó a los escritores que no quieren pensar, que no estudian ni leen, que todo lo improvisan. Así nos dice: muchos plagian a los colegas. Pululan los vates de diez centavos por docena, no impera la elegancia. Para Gaspar Octavio Hernández la literatura exige constantes renovaciones, nos hace falta originalidad y sentido estético, muchos escriben a impulsos irresistibles de su yo. El contestatario lo expresa con vehemencia: en una tierra donde la barbarie predomina, el culto de la literatura es un hecho antinatural. A medida que un pueblo avanza, se depura, aristocratiza su pensamiento, perfecciona sus capacidades intelectuales al mismo tiempo que las multiplica.

Reconoció los méritos de muchos de los ciudadanos de su época, destacó los aportes culturales de Federico Escobar, Edmundo Botello, Carlos A. Mendoza, Rodolfo Aguilera, Guillermo Andreve y Darío Herrera, entre otros.

Se consultó de manera especial el libro ‘Vida y obra de Gaspar Octavio Hernández, El Cisne Negro’ del Dr. Alfredo Figueroa Navarro, uno de los mejores ensayistas del Panamá contemporáneo.

Recomiendo de Mercedes Bolaños Dos poetas panameños. Ricardo Miró y Gaspar Octavio Hernández y de la Dra. Concha Peña, ex directora de la Biblioteca Nacional su biografía: Gaspar Octavio Hernández, poeta del pueblo.

A manera de epílogo. Hoy los periodistas panameños son acosados por funcionarios de un gobierno autoritario, ¿qué le sucedería hoy a Gaspar Octavio Hernández en Panamá?

*ESCRITOR Y ESCRITOR.

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