Putin o Rasputín

Sebastopol, ciudad portuaria crimea, es un cruce antiquísimo y natural de rutas importantes que permiten a Rusia desplegar su flota naval, tanto al Mediterráneo como al Océano Índico durante el invierno. 

Los rusos le quitaron Crimea a los turcos en 1774 y en el siglo XX sacaron al último tártaro de ese territorio de tránsito. 

¿Raro?... que Rusia, con el descalabro reciente de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), haya firmado con Ucrania que la enorme e importante base que tienen en Sebastopol permanecerá tan solo hasta el 2047. Ahí donde ustedes ven a don Vladímir Putin, presidente de la Federación Rusa, con su ‘nada’ito’ de perro, no es ningún místico ni ‘monje loco’, como el que mandó en los últimos días de la dinastía de los Romanov. 

¿Será entonces que está en juego la influencia global rusa, ya que en Ucrania (la dueña de la península de Crimea), acaban de sacar del poder al proruso Víctor Yankovich y puesto en su lugar al ucraniano Alexander Turckinov. 

Ahora sospecho por qué Putin (que no está de acuerdo con el tratado que le da soberanía a Ucrania sobre Crimea) provoca esta crisis política militar, que pone en riesgo que el combustible que llega a Europa desde Rusia deje de llegar, que hace dudar que de la deuda de la ex República Soviética se dejen de pagar ciento cuarenta mil millones de dólares (140 000 millones de dólares), que hace peligrar también la entrega del veinte por ciento de cereales que consume el mundo. 

Allá en la intervenida Crimea se habla el Cremortártaro y se comentan entre ellos, que son tan importantes, que con la intervención rusa a su territorio cayeron casi todas las bolsas del mundo, particularmente la de Moscú en 10.98 y borrado sesenta mil millones de dólares del valor de los mercados de las compañías rusas en la península. 

Ucrania jamás podrá combatir con lo que queda de Rusia, igual que la sometida Chechenia, pero tampoco olvidarán en Kiev los treinta millones de ucranianos que mató el asesino Iósif Stalin con su sistema policiaco. 

Antes de que cumpla los 99 años, o sea en el 2047, iré a Crimea, cuando no haya tanto frío y pueda disfrutar pescado con la verdadera salsa tártara... para ese viaje llevaré leña ‘pa’l monte’. 

ESCRITOR COSTUMBRISTA.