• 21/03/2014 01:00

Fraude electoral: mito o realidad

Dádivas en dinero y especies obnubilan la mente de inescrupulosos incitándolos al dolo...

Nuestra historia electoral está saturada de actos fulleros mistificadores del dictamen final expresado en las urnas en variados momentos, camino a la democracia. Subyace en el espíritu popular el eterno dilema o el resquemor, a que se asalte la expresión mayoritaria del soberano, a través del fantasma llamado fraude. 

Entendido como la expresión contraria a la verdad y la rectitud, un fraude electoral puede suceder en tres momentos distintos. El primero, vinculado exclusivamente a la planificación, reglamentación y organización del evento electoral, suele ocurrir antes de su celebración. El segundo sucede durante el ejercicio del sufragio. Las expresiones más graves en este apartado son la compra del voto y permitirle a un mismo elector votar varias veces, en diferentes mesas, ante la impavidez y asombro de servidores públicos y observadores, supuestamente correctos en su proceder, como ocurrió copiosamente en 1989 y con regular intensidad en 1999, cuando se suponía un anacronismo superado. El tercer escenario, llamado nivel postelectoral, empieza con el escrutinio y concluye con la eventual adulteración de los resultados electorales en las actas de mesas, incluidas las juntas de escrutinio. Eso sucedió con alevosía en 1984. Las decenas de miles de votos en contra, se convirtieron en 1,713 a favor. 

¿Qué sucederá el venidero mayo? Creo sinceramente que el instructivo de votación diseñado por el Tribunal Electoral para la actual elección, abrió un enorme boquete que tememos pueda ser aprovechado por quienes se resisten a abstenerse de incurrir en prácticas fraudulentas, pretendiendo que sus candidatos o partidos, ganen las elecciones a cualquier costo. Por esto y mucho más, una leve brisa de duda nos susurra al oído, haciéndonos creer que las diversas escaramuzas realizadas por el colectivo oficialista y los dignatarios electorales, no son más que el diseño sofisticado de una inmensa cortina de humo erigida para ocultar movimientos espectaculares tendientes a burlar a cándidos electores. 

Nos referimos al punto 2, página 12 del instructivo, donde se expresa que los representantes de partidos políticos, candidatos de libre postulación, miembros de la Fuerza Pública, Cuerpo de Bomberos y servidores de la Fiscalía General Electoral, podrán votar en una mesa distinta de la que aparecen registrados. Antecedentes del múltiple voto de miembros de la Fuerza Pública son ampliamente conocidos. En 1989 un candidato al Este de Panamá, llamó a su general pidiendo que enviara camiones llenos de Cimarrones para tratar de asegurar la curul. Al final, el remedio resultó peor que la enfermedad. 

Qué jurado joven e inexperto puede negar el voto a un uniformado. No existe rasgo alguno que alerte al secretario de mesa que la unidad ya votó. Por otro lado, como decía un beneficiario, ‘los reiterados ajustes salariales y ascensos, aunque dudosos, nos motivan insospechadamente’. Además, quién puede probar que un policía acudió al centro solo a votar. Solo si públicamente se rellena, con anticipación, el espacio para la firma de quienes ejercerán el sufragio en un lugar distinto, podría disminuir la presión sobre los jurados de mesa. O aún mejor, si se diseña un padrón especial con todos los miembros de la Fuerza Pública y se les permite el voto un día antes, custodiando las urnas, igual que se hace con los votos en el extranjero. 

Si existe duda acerca de lo que expresamos, permitan a la Comisión de Partidos Políticos acceso a los padrones de firma utilizados en 1999 para constatar la cantidad de garabatos estampados en ellos como si se tratara de firmas de electores. De paso, refrescan lo que no se debe permitir. 

Dádivas en dinero y especies obnubilan la mente de inescrupulosos, incitándolos al dolo, aunque finalmente no serán investigados, porque la Fiscalía General Electoral no pondrá un cuchillo sobre su propia garganta. 

Por último, mi mayor duda sobre el evento venidero se incrementa porque los magistrados echaron al fundador del sistema TER wap, por el atrevimiento de solicitar que las cosas se hicieran bien. Era el único sobreviviente del equipo original en Transmisión de Resultados; por casi 20 años asesor ad honórem de los magistrados en materia tecnológica y cuya herramienta creada fue reconocida como hito institucional en otras latitudes donde se considera a Panamá como referente innovador en transparencia electoral. 

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