• 07/04/2014 02:00

Debates a otros niveles

La presencia de los candidatos presidenciales en los debates permite a la comunidad conocer qué piensan sobre determinados temas ...

La presencia de los candidatos presidenciales en los debates permite a la comunidad conocer qué piensan sobre determinados temas y cómo han de solucionar los problemas de la sociedad. En realidad, en esos debates se han enfrentado, como había de esperarse, el oficialismo y la oposición.

No hay nada, al menos así lo percibimos, de impacto que hayan presentado que mueva a la población votante indecisa a optar por alguna de las ofertas electorales, como tampoco significativamente al votante definido por matricularse en una propuesta distinta a la de su predilección.

Sobre los problemas apremiantes de inseguridad, transporte, canasta básica alimentaria, las soluciones planteadas han sido muy tímidas, cuando no histriónicas. El discurso de los candidatos a la Presidencia ha sido muy pobre, lo cual es revelador que los planes presentados no van con seriedad en la dirección de enfrentar con decisión los asuntos de mayor preocupación para la sociedad panameña.

El asunto de la elección presidencial ofreció el debate entre los candidatos a la Vicepresidencia. Esto, a mi juicio, innecesario y cursi, puesto que estos no pueden presentar algo distinto a lo del candidato principal y menos asumir posiciones que los distancien del proyecto al que pertenecen.

Si tenemos en cuenta que solo toma presencia la Vicepresidencia en determinadas situaciones que le permiten asumir la Presidencia, ha de entenderse que ningún valor puede tener un debate de vicepresidentes. Así igual, el debate entre las posibles primeras damas.

Esto raya en el infantilismo político y en la desesperación de producir espacios sin ninguna rentabilidad para el electorado.

Ya la discusión sobre el papel de las primeras damas y las consideraciones sobre su condición de funcionaria del Estado queda claro.

Si su despacho maneja fondos públicos y atiende proyectos sociales, sin aparecer oficialmente como parte de la estructura burocrática y diríamos sin funciones definidas, estamos en presencia de una figura que no es elegida, ni menos asignada, puesto que su presencia está en íntima relación con la figura del que asume la Presidencia de la República.

Nada, luego entonces, dice la necesidad de un debate entre las aspirantes a primeras damas, que termina por no ofrecer tampoco nada a los votantes.

La política en Panamá todavía no ha encontrado el camino para hacer docencia en la población. Se ha detenido en intrascendencias que no conducen a nada.

En definitiva la pérdida de tiempo con estos debates de ‘vicepresidentes y primeras damas’ es evidente, los cuales ubicados en el terreno de lo ilegítimo no dan ningún beneficio a la población votante.

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