• 07/04/2014 02:00

Prácticas mediáticas y política

Hoy las redes sociales son la punta de lanza para que después los medios tradicionales retransmitan los mensajes emitidos. 

Después de mis planteamientos sobre el rol que deben tomar los gobiernos y estados en vías de desarrollo, con respecto al control de sus medios masivos de comunicación (fundamentados en el informe McBride de 1980), algunos enarbolan la bandera de la ‘libertad de expresión’, ‘la libertad de empresa’ y otras supuestas libertades. Para los círculos de poder no hay dudas de que quien controla los medios masivos de comunicación, controla el flujo de información y, ante todo, el desarrollo y crecimiento sociocultural de los pueblos.

Hoy las redes sociales son la punta de lanza para que después los medios tradicionales retransmitan los mensajes emitidos, generalmente sin verificar, creando caos informativo, desinformación y sospecha... que sirven como base para mantener a la sociedad dividida y en la oscuridad de la ignorancia. Más claro no pudiera estar en estos días de politiquería vil y mundana.

Panamá forma parte, muchos dirán que fundamental, del concierto de naciones. Nuestra participación en temas de importancia regional e internacional en las últimas décadas ha contribuido a la solución de conflictos y la formación de políticas que han sido determinantes para cientos de miles de ciudadanos del mundo (últimamente hemos comprometido ese papel de mediador y conciliador).

En ese contexto, permítanme seguir con el tema de los medios de comunicación por una sencilla razón y como ya señalé: son el mecanismo más influyente que contribuye directamente en la formación o deformación del entorno social y ante todo cultural de las naciones.

Un día después de nuestras elecciones en 2009, en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, inició la 31ava sesión del Comité sobre Información, un cuerpo intergubernamental encargado de la revisión del progreso de la ONU en ese campo. El comité insistió sobre la importancia de apoyar a la UNESCO y su Consejo Intergubernamental del Programa Internacional para el Desarrollo de la Comunicación (PIDC). Este foro multilateral es el único existente en la ONU diseñado para la movilización de la comunidad internacional para discutir y promover el desarrollo mediático en los países en vías de desarrollo.

En ese entonces, en la presentación del informe final de la reunión del PIDC en titulada ‘Indicadores de Desarrollo Mediático: Marco para evaluar el desarrollo de los medios de comunicación social’, Abdul Waheed Khan, subdirector-general de Comunicación e Información de la UNESCO, escribió que: ‘Este conjunto integral de indicadores, para analizar todos los principales aspectos de la ecología mediática, deberá permitir que las/los actores dedicados al desarrollo mediático, y en particular los actores locales, diagnostiquen el estado de los medios dentro de un determinado contexto nacional y evalúen el impacto de los programas de desarrollo mediático’.

El informe también señaló que: ‘La evidencia muestra que un entorno mediático libre, independiente y pluralista es imprescindible para fomentar la democracia. Además, al proporcionar un vehículo para comunicar y acceder a la información, los medios pueden ayudar a asegurar que la ciudadanía esté equipada con las herramientas necesarias para elegir, en base a información adecuada, y participar mejor en las decisiones sobre los temas que influyen en sus vidas’.

‘Información adecuada’ es lo que hace falta en nuestros entornos mediáticos. Muy claro tienen las diversas corrientes políticas la efectividad de la manipulación de la información para su ventaja política como viene sucediendo en esta campaña.

Cuando revisé este informe en el 2009, con algo de ironía observé que de las ochenta acciones de inversión que el buró de la PIDC aprobó para ese año, para Panamá aprobó un ‘entrenamiento en ética para mejorar los estándares, la credibilidad y el profesionalismo mediático’.

En medio de toda la discusión nacional sobre el ambiente político, la sociedad ha cuestionado el papel que los medios y sus representantes han jugado en el mismo. Este comportamiento es necesario medirlo en el marco de las tres prioridades del PIDC: ‘la promoción de la libertad de expresión, el desarrollo de los medios para la comunidad y el desarrollo profesional’ (referente a las buenas prácticas en el trabajo periodístico).

Si hace cinco años los planteamientos en términos de mejorar el trabajo mediático estaban definidos por este organismo, a simple vista, cinco años después, no hemos podido corregir esas practicas. He allí mi planteamiento sobre la revisión integral del papel de los medios y su validez para el desarrollo de la nación.

COMUNICADOR

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