• 17/04/2014 02:00

Visión de un idealista

Reflexiones sobre las elecciones generales del próximo 4 de mayo

En las vísperas de los próximos comicios electorales, presiento que tal vez sean estas las más importantes de nuestra historia. Sostengo que el resultado podrá determinar la continuación del rumbo democrático que deseamos y nuestra solidaridad con los demás países latinoamericanos.

Presagiando mi opinión, el Wall Street Journal publicó un artículo el 13 de abril, el cual, opino, pone en relieve los desafíos que después del 4 de mayo continuarán confrontándonos. Escrito por Mary Anastasia O’Grady e intitulado ‘El Rey de Panamá mueve la Reina’, el artículo resume y revela la plétora de cargos alegados en contra de Martinelli. Menciona sus ráfagas vitriólicas e imprudentes lanzadas en contra del presidente venezolano. Opina que con el escogimiento de su esposa como candidata a la Vicepresidencia, Martinelli está ‘arando la tierra para mantener su control del poder’.

Nos dice la autora que ‘Si (Martinelli) logra su objetivo, la región tomará un paso hacia atrás en el camino hacia la libertad’. Menciona en su letanía de pecados del ‘rey de Panamá’ el caso de Lavítola como otra indicación de su carácter moral y, añadiendo su intento oprobioso de manchar la reputación del presidente del Tribunal Electoral, que, según la autora, es ‘una de las últimas instituciones independientes del país’, como un intento de obviar —si su escogido perdiera. Interesantemente, también menciona el silencio del gobierno norteamericano.

Confieso que su publicación en el Wall Street Journal —periódico representativo de la banca norteamericana y propulsor y vocero de la derecha— me ha dado mucho que pensar. He aquí algunas de mis razones: a) El perfil político de Martinelli es casi igual a los magnates manipuladores de Wall Street. B) Conciben la política principalmente como avenida de lucro personal. C) Para ellos el gobierno venezolano es una colonia ideológicamente de leprosos e intocables. d) La visión del mundo de ambos pareciera haber sido talladas por el mismo escultor.

Siendo acertada mi opinión, la reelección de Martinelli sería su ideal. ¡Obviamente no lo es! Por ende me pregunto: ¿Acaso Martinelli habrá hecho algo para ofender a la derecha norteamericana? ¿De los candidatos restantes a quién apoyan y por qué? No es una pregunta sin base, ya que el involucramiento de EE. UU. en nuestra política es históricamente conocido. No tengo respuesta concreta; por ende, prefiero esperar. Como dice el dicho ‘todo sale en el lavado’. Lo que sí es cierto es que el 4 de Mayo tendremos un presidente y nuestro pueblo tendrá, como siempre, que vivir con el elegido.

Opino que la campaña política ha sido una de eslóganes carentes de ideas diáfanas y profundas que visualicen una transformación política, social y cultural.

Al final del día, apostaría que, a pesar del huracán de promesas, no veremos ‘cambio’ fundamental alguno y continuaremos el mismo baile, donde nuestra oligarquía seguirá devengando las riquezas del país y las clases medias y bajas se contentarán con las migajas.

Sostengo que, con raras excepciones, nuestros mandatarios no se identifican con el sufrimiento de los pobres. Siendo idealista, suelo pensar que pronto dejaremos de aceptar el café amargo que hemos estado bebiendo. Opino que nuestros ‘presidenciables’ piensan que no les será necesario intentar cumplir sus promesas, ya que después del 4 de mayo como ovejas volveremos a nuestros establos.

He dejado de aceptar la violencia como solución. Soy enemigo acérrimo de ella. Empero, opino que, si realmente deseamos una transformación, tendremos que ‘sacarle el pecho’ a los que dicen querer ser los forjadores del nuevo Panamá. ‘El poder nada concede sin una demanda; nunca lo ha hecho y nunca lo hará’, manifestó el abolicionista Frederick Douglas en 1862. Es tiempo sugiero, que, SIN VIOLENCIA, demostremos el poder latente que poseemos.

Imaginemos por un segundo que si en la segunda semana de mayo —digamos un miércoles— y acudiendo al llamado de una alianza compuesta de aquellos movimientos sociales, políticos y culturales que han clamado por un cambios raizales y, siguiendo la trayectoria de Gandhi y del Dr. King, proclaman un día de ‘Solidaridad Panameña’ y a nivel nacional, nos quedamos en casa para que nuestra ausencia de las calles, oficinas y salones de clases manifieste y proclame que sin nosotros no hay nación. ¡Soy idealista!

ESCRITOR

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