• 27/04/2014 02:01

Circo político

‘Si en los partidos no hay idealismo, entonces estamos frente al oportunismo’.

Estamos en el portal de las elecciones nacionales sin que se cumpla lo regulado en la ley electoral, o lo prometido dentro del denominado Pacto Ético. Es lo de siempre. Vocinglamos una cosa, pero hacemos lo contrario. Claro que esta guerra de mensajes nos recuerda al inmortal JOSEPH GOEBBELS, íntimo amigo de ADOLF HITLER y su ministro de Propaganda; una figura clave en el régimen que imperó en Alemania. En nuestro patio hemos satanizado el medio ambiente y no queda espacio que no lo ocupen los afiebrados candidatos preñados de vanas promesas, con la vehemencia que lo arreglarán todo, después que lleguen con el voto de los indecisos. Mientras tanto vivimos este episodio fatal.

Volviendo a GOEBBELS, destacado colaborador del Tercer Reich, enunció los 11 Principios de la propaganda que vamos a comentar seis. Se basó en repetir un número pequeño de ideas hasta el cansancio; de variadas formas o de diferentes perspectivas. Goebbels sostuvo que una mentira repetida se convierte al final en una verdad. Lo cierto es que desde entonces, hemos evolucionado en estos menesteres y ahora podemos decir que si el emisor no maneja la ciencia de la propaganda, el receptor oye sin escuchar. Ahora estamos saturados y empalagados de toda forma de proselitismo, sea visual, auditivo o emocional. Las banderas (como si votaran) bailan en cualquier lado al son que las mueve el viento.

Simplificar el enemigo único. Existe un andamiaje estratégico con destacados consejeros que se ufanan de logros imposibles y muestran otras experiencias, pero sin descuidar la simplificación del enemigo o adversario, en nuestro caso son dos de los tres principales adversarios en esta contienda. Situados en uno de los tres contendientes, hay que atacar al resto como si fuera uno solo. Claro que hay otros candidatos, pero bajo la estrategia de ‘divides para vencer’, esto aventaja a quien está como candidato oficial, lo que se verifica por los ataques que ellos promueven contra la oposición al gobierno.

Método de contagio. Debemos recordar que en nuestra experiencia es uno contra dos, de modo que quien ataca debe sumar al resto en una sola categoría. El gobierno dice que los otros dos conteniente nunca hicieron nada, uno de los opositores predica que sus dos contrarios importantes fueron aliados. El tercero en esta discordia por su parte, sostienen que apoyó al gobierno actual cuando formó parte en todas las cosas buenas, lo que no dice es que debió adversarlo en las otras no compartidas, que fue lo que los distanció. En esta confusa batalla, el pueblo no entiende de nada, oye, pero no escucha y al final veremos los resultados.

Principio de transposición. Nosotros lo tenemos bautizado como la campaña sucia o negativa. No hay gobierno perfecto. Visto así, se deben cargar lo errores o defectos y empezar a transportarlos a los opositores. Nadie se acuerda de los huesos viejos, pero ellos están estibados bajo el resguardo oportunista de quien los cobija. Si sale a la palestra una mala noticia, entonces, hay que inventar otra para distraer. Todos los errores son del gobierno o de la oposición. Cuando ataca, cárguelos a su cuenta.

Exagerar o desfigurar. Esto lo hacen los tres bandos en disputa, al convertir una cosa pequeña en un gran peligro. Dijeron que el magistrado presidente no tenía idoneidad como abogado y se formó un pereque, que al rato fue aclarado. No llueve y está en peligro el suministro eléctrico y por tanto, peligran las elecciones. Campaña de miedo. Hay posibilidades de que se produzcan fraudes electorales. Más temor. Achaque a los dos contrarios la exageración y desfiguración los asuntos que hagan perder la credibilidad.

Principio de la vulgarización. La propaganda debe ser popular, sencilla, que no haya tiempo de pensar. Convencer a las masas con el mínimo esfuerzo mental. Se debe partir de la poca capacidad mental del hombre común, que sí tiene una gran facultad para olvidar los asuntos que limitan la vida de sobrevivencia en las que está sumido. Si en los partidos no hay idealismo, entonces estamos frente al oportunismo. Nadie está en un partido para que lo beneficien con un trabajo. No alcanza para todos y menos otras canonjías.

Principio de orquestación. Son las mismas ideas sencillas, pero incansablemente repetidas; planteadas desde diferentes enfoques, pero sobre el mismo tema al final. ‘Si votan por mí, yo resuelvo todos los problemas’. No debe dar pie al elector para pensar o decidir sobre quién es el mejor o el menos malo.

Quedan pendiente cinco principios.

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