• 20/06/2014 02:01

El próximo gobierno deberá modernizar la planificación eléctrica

El pasado 7 de abril tuvo lugar en Panamá un cursillo titulado ‘Fundamentos de Planteles de Generación Eólicos

El pasado 7 de abril tuvo lugar en Panamá un cursillo titulado ‘Fundamentos de Planteles de Generación Eólicos’, impartido por el profesor Enrique Acha Daza, doctor en Ingeniería Eléctrica, con estudios superiores en Nueva Zelandia, Canadá e Inglaterra, presidente del Centro Interuniversitario de Glasgow-Strathclyde, Escocia, ocasión que aproveché para preguntarle si él conocía algún país europeo donde estuvieran construyendo alguna hidroeléctrica; y, tal como lo presentí, la respuesta fue que no. Además, cualquiera que tenga acceso al Internet, podrá comprobar que la casi totalidad de las hidroeléctricas actualmente en construcción se encuentran en países subdesarrollados o en vías de desarrollo, como China y Panamá.

El propósito principal de construir hidroeléctricas es reducir el costo de la electricidad a todos los consumidores; pero las hidroeléctricas reducen la vida de los ríos y la calidad de vida de las personas desplazadas por cualesquiera embalses; y, similar a los generadores termoeléctricos que consumen combustibles derivados del petróleo, también contaminan la atmósfera con el gas metano producido por la vegetación sumergida en agua, que aporta aproximadamente el 8 % de los gases invernadero que están causando el calentamiento global, incluyendo las sequías que, de continuar arreciando, reducirán la disponibilidad de energía hidroeléctrica.

Un amplio estudio realizado en la Universidad de Sao Paolo, Brasil, corroboró que prácticamente ninguna empresa hidroeléctricas jamás cumple sus promesas iniciales a las personas desplazadas de, cuando menos, no reducirles la calidad de vida. Peor aún, aquí en Panamá ninguna de las empresas hidroeléctricas contribuye a reducir el precio de la electricidad, porque nuestros cuatro últimos gobiernos han respaldado una imaginaria bolsa de valores energéticos, donde la hidroelectricidad no se vende a precio de costo más ganancia justa, sino a precio de termoelectricidad, produciéndole unas ganancias astronómicas a dichas empresas; así pudiendo sobornar espléndidamente a los funcionarios que encubren dicho negociado a costa del desarrollo del país, especialmente de las industrias, comercios y demás empresas que consumen electricidad en grandes cantidades.

Entre las energías eléctricas realmente verdes, la energía solar es la más prometedora y, cuando su costo llegue a ser inferior al de la energía eólica devendrá la más producida en el mundo. Mientras tanto, la gran mayoría de los países desarrollados que carece de petróleo abundante se ha concentrado en generar electricidad eólica, cuyo costo ya es parejo al de la termoelectricidad.

Adicionalmente, la electricidad eólica tierra-adentro está siendo completamente desplazada por la electricidad eólica mar-adentro, donde los obstáculos a los vientos son prácticamente inexistentes, algo que permitió la navegación de todos los buques grandes hasta finales del siglo 19. Panamá tiene la ventaja adicional de que las áreas urbanas cercanas a las costas son una mayoría, lo que facilitaría la transmisión de la energía generada mar-adentro; pero nuestro país actualmente ni siquiera cuenta con un mapa eólico mostrando los potenciales mar-adentro.

Le tocará al nuevo gobierno modernizar nuestra planificación eléctrica, suspendiendo completamente la construcción de nuevas hidroeléctricas, y promoviendo la construcción de plantas eólicas hasta poder reemplazar toda la generación termoeléctrica actual, o excederla si continúan arreciando las sequías. La meta es que, igual que en los países desarrollados, la electricidad eólica sea producida al máximo suficiente para que las hidroeléctricas solo generen la electricidad necesaria para cubrir los picos de la demanda. Posteriormente, cuando el costo de las planta solares disminuya suficientemente, estas plantas y las eólicas generarían al máximo, en cantidades cada vez mayores, y la plantas hidráulicas seguirían supliendo solo la electricidad para cubrir los picos.

Entre los mayores obstáculos a una moderna planificación eléctrica estarán las objeciones de quienes vean lesionados sus intereses personales. Incluso ya han aparecido falsos reclamos de que las turbinas eólicas perjudican las cosechas agrícolas. La realidad es que el terreno utilizado por las turbinas tierra-adentro es relativamente poco y cualquier pequeña reducción en las ganancias del productor agrícola puede compensarse fácilmente añadiéndola al precio del alquiler que la generadora eléctrica eólica le paga al dueño del terreno utilizado. En las instalaciones eólicas mar-adentro es prácticamente imposible que surjan quejas similares.

Otra queja tendenciosa es que las turbinas eólicas causan la muerte de numerosas aves; pero los estudios realizados sobre muertes de aves por causas no naturales revelan que las turbinas eólica solo causan un 0.02 % de dichas muertes, mientras que los vehículos causan un 7 %, y los edificios con ventanas de vidrio un 55 %.

*INGENIERO JUBILADO DEL CUERPO DE INGENIEROS DE EE.UU.

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