• 19/08/2014 02:00

El desmantelamiento de la Zona del Canal

La creación de puertos, aeropuertos, aduanas y normas legales extraterritoriales provocaron la repulsa de los panameños patriotas

Al amparo de la Convención Ístmica de 1903 (Tratado Hay Bunau — Varilla) surge un ignominioso y segregacionista enclave colonial, denominado Zona del Canal de Panamá. Desde el mismo momento de su creación por los estadounidenses, algunos preclaros panameños iniciaron la lucha contra la imposición de sistema colonial ofensivo en el corazón de la recién nacida República de Panamá.

La república—protectorado, avalada por el Tratado del Canal y por nuestra primera constitución, pronto empezó a hacer crisis por la imposición de normas extranjeras en una nación que se consideraba independiente. La creación de un sistema de apartheid entre grupos raciales y la imposición de normas y tarifas impositivas excluyentes en el comercio nacional e internacional, por un gobierno extranjero, advirtieron tempranamente sobre el error cometido al otorgar a Bunau—Varilla la potestad de negociar tratados en nombre de la República.

Eusebio A. Morales, R. J. Alfaro, Guillermo Andreve y otros intelectuales de la época, advirtieron, desde los inicios de la vida republicana, el exabrupto que significaba la existencia de una zona excluyente que funcionaba como un estado dentro de otro. La creación de puertos, aeropuertos, aduanas y normas legales extraterritoriales provocaron la repulsa de los panameños patriotas. Aunque otros, dentro de los vaivenes del oportunismo comercial, aceptaron la existencia del enclave para aprovechar sus ventajas, sin importar los reclamos soberanos de los panameños.

Aunque algunos sectores mezquinos y cicateros quieran desconocer la entrega y el esfuerzo nacional del general Torrijos, fue él quien se empinó sobre los intereses oligárquicos y con valentía y decoro logró demostrar al mundo que había un país capaz de sacrificar a sus hijos por lograr su independencia total. La rebeldía del pueblo, en los hombros de sus estudiantes, expresada el 9 de Enero de 1964, fue la bandera que Torrijos enarboló para que se concretara la lucha que las generaciones populares supieron librar a través del Siglo XX.

El desmantelamiento de la Zona del Canal fue el objetivo fundamental de Torrijos. ‘Allí tienen un gobernador. ¿Gobernador de qué?’. La devolución del Canal vino por añadidura. La zona se había convertido en un complejo militar estadounidense, poblado de bases militares agresivas para entrenamiento y vigilancia estratégica de nuestros países. Allí se había creado una escuela de entrenamiento de soldados para imponer la doctrina de seguridad en los gobiernos latinoamericanos.

La reunión del Consejo de Seguridad en Panamá, en marzo de 1973, vino a ser una daga introducida en el corazón del orgullo colonial estadounidense que produjo un efecto demoledor para la vigencia del añejo colonialismo. A partir de este cónclave el mundo tuvo conocimiento sobre la indignidad que sufría Panamá. (Juan A. Tack, Aquilino Boyd, Jorge Illueca y solidarios cancilleres de las repúblicas hermanas de América Latina), todos bajo el liderazgo indiscutible de Torrijos, fueron las figuras egregias de este acto histórico.

El Tratado Torrijos Carter vino a concretar las aspiraciones históricas del pueblo panameño para quienes la existencia de la Zona del Canal fue a una afrenta a su dignidad. Un territorio segregado de nación y un canal estadounidense que funcionaba a espaldas de la realidad nacional. La zona fue un área de exclusión, justificada, muchas veces, por las clases dominantes del país, porque les era beneficiosa para sus negocios e intereses.

El Tratado de 1977, estableció un calendario de reversión de 23 años cumplidos el 31 de diciembre de 1999, que permitió eliminar la Zona, sus instalaciones militares y finalmente, concretar la total soberanía nacional y la plena utilización por los panameños de su principal recurso natural. Debemos celebrar, con los verdaderos protagonistas, los 14 años de un canal panameño.

*PROFESOR DE LA UNIVERSIDAD DE PANAMÁ.

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