• 28/10/2014 01:00

Ébola y deflación: nuevas amenazas a la economía global

Columna de opinión de Eudoro Jaén Esquivel del 28 de octubre del 2014

La economía global, que viene ya siendo afectada por la lenta recuperación de la Zona del Euro, la desaceleración de la economía china y los serios conflictos en el Medio Oriente, sufre nuevos reveses con el surgimiento del ébola y el fantasma de la deflación en Europa.

La epidemia del Ébola que ha afectado a 10 000 personas y provocado 4000 muertes en los países afectados de la Costa Occidental del África, toma perspectivas de convertirse en pandemia con su presencia en España y EE. UU., tanto así que los expertos en salud mundial vaticinan su continua propagación, teniendo obvias afectaciones a las economías mundiales por los altos costos involucrados en su prevención y control y, más aún, por la causante interrupción al curso normal del intercambio comercial y transporte mundial de pasajeros y bienes.

Asumo, menos conocido al público general, es lo que he dado a llamar ‘el fantasma de la deflación’ en Europa. Pero, primero veamos que es ‘deflación’ y su peligro a las economías donde se presenta este fenómeno económico. ¿Qué es deflación? Se define como un fenómeno económico causado por la reducción de la oferta monetaria o el crédito, causada en muchos casos por menor ritmo de inversiones o gasto gubernamental.

Deflación es lo opuesto a inflación, pues se caracteriza por una persistente tendencia a la baja en los precios, mientras que inflación se caracteriza por una tendencia al alza. Esa tendencia hacia la baja de los precios puede causar lo que se conoce como la ‘trampa de ahorros’, que sucede cuando los compradores se abstienen de comprar bienes y servicios en anticipación a que estos van a continuar bajando, como en efecto sucede, cuando los suplidores al caer sus ventas, bajan los precios de sus servicios y productos para estimularlas. Lo cual puede fallar, porque los compradores podrán seguir anticipando más bajas en los precios. Este comportamiento crea una espiral hacia la baja en los precios de la que es muy difícil de salirse y que tiene como efectos un aumento en el desempleo en las empresas y fábricas forzadas a reducir su personal ante la falta de demanda de sus servicios y productos. Esta situación, a la vez, causa reducción en los ingresos de los compradores y aumenta la incidencia de morosidad y no pago en las carteras crediticias de los prestamistas. Una situación de afectación general que, de no detener y remediar, lleva a la depresión económica.

Mas, ¿cómo se sale de la deflación?

Difícilmente, como entiendo de los economistas. Su cura clásica es creando lo opuesto, la inflación, aumentando la oferta monetaria y el gasto público, lo que induce a las empresas y fábricas aumentar sus ganancias y aliviar las presiones inflacionarios. En Panamá, en ausencia de banca central y autoridad monetaria, la cura obvia sería aumentar el gasto público (tarea fácil para nuestros políticos) y estímulo a prestar a la banca.

Como menciono antes, salir de una deflación no es tarea fácil y más difícil que controlar la inflación. Una prueba fehaciente es el hecho de que Japón lleva años, desde 1999, luchando para salir de una economía con tendencia deflacionaria y solo apenas ahora da indicios de estar saliendo. Es por estas razones que existe consternación ante la posibilidad de que se establezca una tendencia deflacionaria en la Zona del Euro.

Volviendo a Europa, en un artículo reciente The Economist define la situación en Europa como ‘el mayor problema económico mundial y estableciendo que está demasiado cerca y es extremadamente peligroso’.

¿Qué está pasando en Europa que causa tanta preocupación?

Según The Economist, el crecimiento económico de Alemania, siendo el motor económico de la Zona Euro, está dando tumbos, lo que crea el peligro de una tercera recesión en Europa en los últimos seis años. Los precios están cayendo en ocho países. La inflación ha caído a 0,3 %, con indicios de que seguirá creciendo en el próximo año.

En síntesis, dice The Economist que la región, que produce un quinto de la producción global, va camino a un estancamiento y deflación que afectará al resto de las economías mundiales.

¿Debemos los panameños preocuparnos por una deflación y nueva recesión en Europa? Por supuesto que sí. Recordemos nuestra posición geografía estratégica especial, nuestro Canal (que sirve a seis por ciento del comercio mundial) y nuestro Centro Bancario, los cuales nos hacen vulnerable a un posible estancamiento y deflación en Europa. Esta realidad nos obliga a estar atentos de lo que pasa en la Zona Euro, anticipar sus posibles consecuencias, si en efecto las tendencias económicas se tornan más negativas y prepararnos.

*BANQUERO Y EXDIPLOMÁTICO.

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