• 25/12/2014 01:00

¿Para qué sirve la Defensoría del Pueblo?

‘... pregunta obligada...’

La mayoría de los panameños tenemos la percepción de que en Panamá hay varias entidades que en la práctica no sirven para nada, y su única razón de ser es el cumplimiento de Convenios Internacionales de los cuales Panamá es parte. Para ejemplo tenemos la Autoridad Nacional de Transparencia y Acceso a la Información y la Defensoría del Pueblo, entre otras.

En el caso de la Defensoría del Pueblo, los dos primeros defensores del Pueblo: Ítalo Antinori y Juan Antonio Tejada, hicieron grandes esfuerzos para dejar una institución que verdaderamente defendiera los derechos humanos de los ciudadanos. El Licdo. Tejada, junto con otras organizaciones de la sociedad civil, respaldó la aprobación de la Ley 6 de 2002, que dicta normas para la transparencia en la Gestión Pública y establece la Acción de Hábeas Data para hacer efectivo el Derecho de Acceso a la Información Pública.

El Licdo. Tejada, consciente de su obligación de proteger algunos derechos de seguridad colectiva, como es el derecho a disfrutar de un ambiente sano y libre contaminación, creó la Dirección de Asuntos Ecológicos que tiene entre sus funciones: ‘Concienciar a la población a través de programas de educación ambiental sobre la importancia del uso racional y equili brado de los recursos naturales para la preservación del ambiente’.

Por considerar que estamos frente a graves problemas ambientales en los temas de basura y agua, precisamente por la falta de educación ambiental, hace casi cuatro meses le propuse a la Licda. Lilia Herrera, defensora del Pueblo (nunca me respondió y tengo igual tiempo esperando que me den una cita con ella) ejecutar un Programa de Educación Ambiental, el cual consiste en formar Clubes Ambientales, a través de la Fundación Guardianes del Ambiente.

En esta propuesta le recalcaba a la defensora lo que ella debe saber, y es que frente a la falta de fuerza coercitiva de su despacho, es muy poco lo que puede hacer frente a las infracciones ambientales, porque en la cultura política que impera en Panamá de nada sirven las sanciones morales. En consecuencia, tenía que trabajar en la prevención de las infracciones para evitar las afectaciones contra el ambiente y los recursos naturales.

Es lamentable que la Defensoría del Pueblo después de la gestión de Juan Antonio Tejada, se haya convertido en una institución burocrática que ni siquiera es capaz de asumir un papel protagónico en cumplimiento de una de sus funciones, como es propugnar por la protección, preservación y mejoramiento de un ambiente sano y libre de contaminación, establecida en el Memorando No. DDP-DS-095/01, que debe ser el norte que guíe a los defensores a evitar que la calidad de vida de la población sea desmejorada como ocurre actualmente con la crisis de la basura que afecta varios municipios del país.

La ANAM llegó a la siguiente conclusión: ‘Para que la gestión ambiental sea eficiente y comprometida con el desarrollo sostenible, requiere de acciones participativas de hombres y mujeres con vocación de cuidado al ambiente, porque el Estado no es ni será capaz de hacerlo solo’. Y esto solo se puede lograr fomentando la educación ambiental y sensibilizando a la ciudadanía.

La pregunta obligada es: ¿para qué sirve la Defensoría del Pueblo?, si no puede o no le interesa asumir su responsabilidad de formar valores y crear capacidades en la comunidad, hacia una nueva cultura ambiental en Panamá.

*PRESIDENTE DE LA FUNDACIÓN GUARDIANES DEL AMBIENTE.

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