• 28/12/2014 01:00

Parece que hay futuro para nuestro pasado

"Sin embargo, siempre me pregunté por qué estaría incluida la Catedral Metropolitana en esa lista.."

Durante un concierto de Navidad celebrado en la Catedral Metropolitana, venida a menos por años de desidia y abandono, el presidente Juan Carlos Varela anunció que los fondos para su esperada restauración estarán dispuestos a través del Instituto Nacional de Cultura (INAC). Con esta decisión, el Gobierno da un paso en firme hacia el rescate de parte de nuestro Patrimonio Histórico, Cultural y Religioso.

Hace un par de años el filántropo panameño Ricardo Gago tuvo la magnífica idea de conformar un comité con el fin de restaurar cinco iglesias del Casco Antiguo, entre las que se incluía a la Catedral. Como siempre, muchos nos volcamos a apoyarlo y hemos visto cómo ladrillo a ladrillo, adoquín tras adoquín y columna tras columna se han ido convirtiendo esas iglesias en los centros de culto para los que se construyeron. Han vuelto a sonar las campanas de la iglesia de San Francisco de Asís, que no se escuchaban desde hace muchos años.

Sin embargo, siempre me pregunté por qué estaría incluida la Catedral Metropolitana en esa lista, ya que es obligación del Estado velar porque esta edificación luzca en todo su esplendor. En ese momento, el Gobierno anterior anunciaba la construcción de una imagen de la Virgen Santa María la Antigua, a la entrada del Canal, a un costo no revelado (seguro que con sobrecostos) y una altura de 38 metros.

Muchas voces se alzaron en contra de este monumento discordante y otras sugirieron que ese dinero se destinara a restaurar la Catedral capitalina. Se conmemoraban los 500 años de la instauración de la primera diócesis en Tierra Firme y lo más fácil para los gobernantes era anunciar proyectos faraónicos que marcaran al país para que nos olvidemos de su trágico legado. Por suerte, esto no prosperó y tenemos suficiente con la tragedia de haber construido la Cinta Costera como una costanera, y no por un túnel, que no hubiera violentado el Patrimonio de la Humanidad que gozaba el Casco Antiguo.

De la misma forma, es de todos conocido que la dirección anterior del INAC, tan pródiga en otorgar contratos y aprobar proyectos que no tienen ni pies ni cabeza, e incapaz de publicar, al menos decentemente, y a tiempo, los libros premiados en el Concurso Ricardo Miró, le pagó a un arquitecto colombiano casi un millón de dólares por un proyecto de restauración, sin que el colega tuviera idoneidad para firmar planos en nuestro país.

El comité que tiene a cargo el esperanzador proyecto de restaurar, ahora con el firme compromiso del Gobierno del presidente Varela de costearlo, debería tomar en cuenta estos planos (de tenerlos el INAC, de lo que deberíamos estar seguros), homologarlos y usarlos, y en caso que no se pueda, exigir la devolución de parte del dinero. Como dice el dicho, ‘la virgen no está para tafetanes’, y ya echamos a los bolsillos de algunos colegas proyectos inconsultos e intolerables como el de la Torre Financiera.

Ya la Junta Técnica de Ingeniería y Arquitectura ha adelantado criterios al respecto y seguramente se obrará de forma correcta, enderezando lo mal hecho por la dirección anterior, de la que no queremos acordarnos, pero que a diario nos salta a la vista por sus desaciertos.

En Montreal, universidades, municipalidades, miembros activos de la comunidad cultural y hasta los bancos han cerrado filas detrás de las diferentes iglesias que fueron construidas desde el siglo XVII y que por el abandono de la fe de sus feligreses, están en peligro de desaparecer. Allí, afortunadamente, sí ha habido futuro para nuestro pasado.

Al cierre del año, esta noticia nos da esperanzas de que algunos entuertos que se mantuvieron durante cinco años se enderecen. Es urgente entonces, que se emprenda la construcción del Hospital del Niño en el terreno donde estaba la antigua embajada de Estados Unidos. ¿Necesitaremos otro Ricardo Gago para que sensibilice a la población?

ARQUITECTA Y EX MINISTRA DE ESTADO.

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