• 13/03/2015 01:01

Las causas profundas de la corrupción

Las ansias de dinero y bienestar material tienen su raíz en la individualidad egoísta que promueve el sistema

Desde hace algún tiempo, todos los días amanecemos con la denuncia de nuevos actos de corrupción del Gobierno pasado y tal parece que esto no tiene fin.

La población comenta, busca los medios de comunicación, las redes sociales, etcétera, para conocer el nuevo escándalo de cada día, pero poco o nada se hace para analizar las causas profundas de la corrupción. Se intenta calcular el costo de la corrupción del Gobierno Martinelli, pero no las motivaciones para que millonarios como él ansiaran más dinero. Entraron limpios y salieron millonarios, y otros entraron millonarios y salieron multimillonarios, etcétera. Pero nada acerca de las causas de esta actitud.

Hasta ahora se ha mencionado que más de cinco mil millones fueron hurtados al Estado en la Administración Martinelli, con los cuales se pudo aumentar el monto de las pensiones de los jubilados, construir muchos más hospitales y escuelas, además de aumentar el salario de TODOS los servidores públicos de base, en más de cien balboas mensuales, etcétera.

Según la percepción del índice de corrupción para 2014 publicado por Transparencia Internacional, Panamá posee un deshonroso nivel de 38, en donde 100 es cero corrupción y uno la peor calificación; o sea, sin considerar los escándalos que recién se destapan.

cc sumado al chip consumista que a todos se nos ha instalado en la conciencia, al extremo de desear obtener por vía de la compraventa, la satisfacción no solo de nuestras necesidades básicas materiales, sino más allá, hasta el infinito. Comprar para ostentar, para asegurarnos de no volver nunca a estar en estado de necesidad. Así es como surgen los capos que controlan la droga, la calle y cuanto negocio, lícito o ilícito se pueda hacer para obtener dinero y poder.

La desigualdad social es la causante de la corrupción, mencionan algunos eminentes sociólogos como el Dr. Marco A. Gandásegui, mientras que monseñor José Domingo Ulloa indica que la falta de valores inculcados desde la familia crean los escenarios propicios para que prospere la corrupción. Sin embargo, ningún medio de comunicación social promueve en forma suficiente los valores que la sociedad requiere para blindarse ante la corrupción, porque las campañas provalores éticos no producen ganancias.

El deseo de poder y riquezas puede ser patológico en algunas personalidades como la de nuestro tristemente célebre expresidente Ricardo Martinelli y algunos de sus allegados, pero las causas últimas de la corrupción generalizada hay que buscarlas en el funcionamiento de un sistema que supedita la ética y el respeto a la justicia, al dinero, como símbolo todopoderoso de solución; pues, ‘con dinero todo se puede’, en un sistema que supedita el bien común a la ganancia individual y la equidad al poder del dinero, estructura axiológica que lamentablemente es cada vez más aceptada.

Apresando a los corruptos, quitándoles los millones que le robaron al país y al desarrollo, afectando el prestigio del país, se envían mensajes de que la corrupción no paga, o que hay que ser más cuidadoso al robarle al Estado, lo que obviamente no es suficiente.

Solo el interés por hacer de nuestra nación un país decente, promoviendo campañas provalores éticos desde la cuna, atacando las causas profundas de la desigualdad social y la muy mala distribución de nuestra riqueza, haciendo que las instituciones funcionen y no teniendo doble moral a la hora de hablar de la corrupción, evitaremos que miles de millones de dólares del pueblo emigren a Andorra, Suiza, Miami o cualquier lugar del mundo que acepte el dinero robado al pueblo panameño.

ECONOMISTA Y DOCENTE UNIVERSITARIO.

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