• 27/03/2015 01:00

El rostro humano de la OEA

Desde su creación, en 1948, la Organización de Estados Americanos —OEA— genera múltiples opiniones encontradas en torno a su desempeño.

Desde su creación, en 1948, la Organización de Estados Americanos —OEA— genera múltiples opiniones encontradas en torno a su desempeño. Hoy, una cara de esta organización internacional panamericanista se muestra, casi en silencio, proyectando una cultura de paz a través de un voluntariado de hombres y mujeres dispuestos a sacrificar parte de su tiempo en beneficio del prójimo y de su comunidad.

Este rostro humano de la OEA es conocido con el nombre de Programa Interamericano de Facilitadores Judiciales, que nace con el objetivo de promover el acceso a la justicia de la población en condición de vulnerabilidad, y en la actualidad se desarrolla en ocho países: Argentina, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá y Paraguay.

Estas ocho naciones suman un total de 9252 facilitadores judiciales, de los cuales 963 son de Panamá. Un dato curioso es que del gran total, el 60 % son hombres, y en nuestro país sucede lo contrario, donde la mayoría son mujeres, un 53 %.

Cuando el programa fue propuesto por primera vez en Panamá, saltaron las dudas. Muchos pensaron que no se concretaría, porque sería difícil encontrar a alguien dispuesto a dar su tiempo para el servicio de una comunidad sin recibir pago alguno. Las cifras demuestran todo lo contrario y estas personas, de las comunidades rurales en su mayoría, han demostrado que la paz no tiene precio.

Es el sentir que queda en el aura de este servicio voluntario. Los facilitadores son elegidos democráticamente en sus comunidades y el Órgano Judicial de Panamá, con la ayuda técnica de la OEA, los capacita, sobre todo en mediación comunitaria para que ellos puedan ser un puente de diálogo entre aquellos que tengan un conflicto, y con su ayuda puedan encontrar una solución al mismo. En este orden tenemos que en Panamá existe una población de más de 480 000 ciudadanos con acceso a un facilitador judicial.

Más allá de la mediación los facilitadores, con su liderazgo, no han querido quedarse con los conocimientos que adquieren, hoy vemos que ellos llevan cursos y seminarios en diferentes temas judiciales, a fin de que se conviertan en la base de la prevención; y temas no judiciales para el crecimiento personal y social en sus comunidades.

Hay mucho que decir de todo lo humano que enriquece este programa, pero es una de las tareas de la OEA, sumar a especialistas de la comunicación en cada uno de estos países, para que todos conozcan el día a día del Programa Interamericano de Facilitadores Judiciales.

PERIODISTA

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