• 14/04/2015 02:00

Algo está pasando en Panamá

Enhorabuena por el pueblo de Panamá, enhorabuena por el pueblo cubano que tiene una luz para mejores días

Definitivamente, la Cumbre de las Américas en Panamá fue la madre de todas las cumbres, hay que felicitar al presidente de la República, Juan Carlos Varela, a la canciller, a la primera dama y a todos sus equipos de trabajo que fueron el eje central del evento, que hizo a los panameños sentirnos tan orgullosos de serlo. Entre otras cosas, pudiéramos rescatar ese momento, en la ceremonia inaugural, de la participación de la banda de música del Colegio José Daniel Crespo, los Niños Cantores de Azuero y los pequeñines maestros de ceremonia.

Por una semana los ojos del mundo estuvieron centrados en Panamá y hasta en notas curiosas, nuestro Mano de Piedra, Roberto Durán, internacionalizó esa expresión panameña que todos decimos con un sabor inigualable. Así somos muchos de las gentes de este pequeño gran país en la cintura de América que volvió a su origen del perfecto anfitrión y permanente negociador, un Panamá neutral donde los hermanos de todo el continente puedan sentarse a discutir sus diferencias.

Fue importante para los afropanameños ver llegar al primer presidente afrodescendiente de los Estados Unidos a suelo patrio y reconocer su negritud, en los acalorados debates también se lo recordaron los presidentes Rafael Correa, Cristina Fernández, Nicolás Maduro y Raúl Castro, quien, en un tono más sabio y conciliador, atribuyó la capacidad y el don de gentes de Obama a su origen humilde y negro.

Muy bueno para nuestra América india y negra, que también se desarrollará en el país la Cumbre de los Pueblos y participaran hermanos y hermanas de los pueblos originarios del continente que hicieran sentir su voz, en eso nos llevan un poco la delantera; pero tengo que destacar que, por primera vez, escuché en todas las intervenciones, desde las palabras inaugurales del presidente Varela como en la despedida de Insulza y el discurso de Ban Ki-moon, mencionar a los afrodescendientes, que somos más de doscientos millones en toda América y que estamos pidiendo espacios para discutir con equidad.

Como nota discordante debo mencionar, me molestó el estilo de los venezolanos residentes en Panamá. Creo que el esfuerzo de un país no se merecía esos pailazos en los balcones, frente al Centro de Convenciones ATLAPA, en el momento en que el primer mandatario de Panamá y su esposa le daban la bienvenida a sus distinguidos huéspedes. Maduro no era el único mandatario, eran treinta y cuatro jefes de Estado y de Gobierno. Me parece un abuso y, como dirían en mi pueblo, ¡qué falta de ‘glamour'! Los panameños hicimos una pausa en nuestros reclamos por una semana, por eso rechazamos la actitud de la dirigencia de los transportistas del Metrobús, cuando el lunes quisieron presionar en sus reclamaciones. No era el momento ni la hora, y eso les digo a los de las pailas, porque en Panamá se dice ‘paila' no ‘cacerola', todo a su tiempo.

En el marco del Foro de la Sociedad Civil, protestaron tirios y troyanos. Fue más aceptable, era el espacio donde tenían el derecho de manifestar sus opiniones, respetando las ideas contrarias con tolerancia. El mejor ejemplo, Raúl y Obama después de medio siglo, en representación de sus dos países, se sentaron en la misma mesa, se dieron, por lo menos, dos apretones de manos, como un inicio de la apertura a una nueva era que desde la Cumbre de Panamá comienza a vivir nuestra América.

Enhorabuena por el pueblo de Panamá, enhorabuena por el pueblo cubano que tiene una luz para mejores días, enhorabuena por la visibilización de las desigualdades y que después de este momento los mandatarios del continente comiencen a gobernar con total equidad para acabar, más pronto que tarde, con las desigualdades en nuestro continente.

*PERIODISTA, ESCRITORA, VICEPRESIDENTA DEL CONSEJO EJECUTIVO DE LA ETNIA NEGRA.

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