• 19/05/2015 02:01

¿Qué pasó?

 Odebrecht, con todo y lo que fue la Cinta Costera 3, se acepta como contratista, como a FCC que nos hizo un paso elevado más caro.

Nadie puede dudar que Ricardo Martinelli es un empresario de éxito, visionario y audaz. Cuando quedó al frente del Gobierno de Panamá todos esperábamos que su inteligencia comercial la aplicaría para las inversiones del país. No estábamos frente al teórico de la economía ni planificador técnico, estábamos frente a un empresario práctico. Sin embargo, cuando empezó a formular sus proyectos algunos, incluyéndome, no comprendimos varios. La Cadena de Frío, por ejemplo, para mí era un misterio cómo funcionaría, con un agro cada vez menos productivo y las importaciones creciendo. En nuestro programa de radio, Parámetro Informativo, inclusive predecíamos que sería una cadena no del campo a la ciudad, sino de los puertos al campo.

Por parte de la geografía del país hay pedazos de la Cadena de Frío, en tierras altas la misma consiste en una galera vacía, un camión ‘flat' afuera y uno que otro agricultor que llega a ver cómo funciona. Los millones destinados a ese proyecto, al final hay que reconocer, fueron mal invertidos.

Luego están los pasos elevados y túneles para mejorar la circulación vial. Hay que reconocer que en casi todos los casos son efectivos, salvo que en casi todos los casos se quedó corto el planificador en diseñar un ciclo completo. Hoy llegas relativamente bien hasta la vía España por vía Brasil, donde se desconecta la vía rápida. La llegada a la Ricardo J. Alfaro o a la Transístmica es solo para entrar en un tranque permanente. La calle 50, hoy con diseño para que sea vía rápida, la hemos prostituido con semáforos cada dos cuadras, haciendo insufrible su recorrido. Y ni hablar del resto de los semáforos sembrados en la ciudad, en forma más caprichosa que inteligente, haciendo un calvario la Samuel Lewis o la propia vía España.

Manejar en Panamá se hace posible gracias a dos factores: uno, que el panameño sabe dónde tiene que violar el reglamento y gira en ‘u', en contrasentido, o cruza en doble línea amarilla, si no, el tranque sería permanente; y dos, el panameño sabe arriesgar su carro, cuando no hay paso, va lentamente entrando, seguro de que alguien parará.

Dos inversiones adicionales millonarias del Gobierno anterior fueron los aeropuertos Enrique Jiménez de Colón y el de Río Hato. Ambos esperan pacientemente la promesa de que sería uno de gran movimiento de carga y el otro de turistas. Los millones invertidos, pero, ¿a quiénes beneficiaron?

Y qué decir del gran mercado de abastos, otro elefante blanco en un área de difícil acceso inaugurado por Martinelli, pero sin usar por los productores. Para ser efectivo, necesitarían un sistema de buses que lleve y saque a los compradores, lo que predice que habrá que buscarle otro uso a la instalación. Y a su lado, surge lentamente el Complejo Hospitalario, un sueño de directivos de la Caja del Seguro Social que cuando ni iba por el 10 % de construcción aprobaron en directiva el nombre del complejo, Ricardo Martinelli. Hoy, los nuevos directivos del Seguro buscan cómo arreglar los entuertos y darle algún tipo de funcionabilidad al complejo.

En resumen, muchas de las obras del Gobierno anterior no debieron haberse dado, o quizá haber hecho menos obras, pero más completas; ejemplo, no hacer la rotonda de la vía Israel y haber hecho el paso sobre la vía España en la vía Brasil, haber hecho el paso elevado de la Iglesia del Carmen, gastos más justificables que otros.

Sin embargo, Martinelli deja el poder con los mismos problemas con los que entró: problema del agua, de las escuelas, del costo de vida, de la seguridad, de la salud. Los hospitales sin insumos ni medicinas, pero con plasmas y computadoras. Le fallaron las prioridades, pero se concentró en obras que podían ser afectadas por sobrecostos para beneficiar a los funcionarios.

Hoy, un nuevo Gobierno, heredó los problemas sociales de siempre, pero añade la corrupción del Gobierno pasado que la población exige sea castigada. Varela sabe que tiene cinco años para ajusticiar a todos, el Ministerio Público irá a la velocidad que le permitan sus fiscales y el sistema. Al corto plazo, los contratos pendientes se renegociarán para bajar costos y terminarlos, obras pendientes de pago renegociarán los saldos y la vida continuará. Ya vimos que Odebrecht, con todo y lo que fue la Cinta Costera 3, se acepta como contratista, como a FCC que nos hizo un paso elevado más caro que el Puente Centenario. En otros países se les prohíbe cotizar, acá brindamos con ellos al ganar un nuevo contrato.

ANALISTA POLÍTICO.

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