• 07/07/2015 02:01

Terminemos Barro Blanco

La obra está en los corregimientos de Veladero y Bella Vista y tiene un inversión presupuestada de 86 millones de balboas.

Uno de los ríos que más recoge nuestra poesía es el Tabasará. Uno de los principales ríos del país, y hoy envuelto en una controversia por el desarrollo de la hidroeléctrica de Barro Blanco, que se alimentará principalmente del Tabasará. La hidro, de 29 Kw, debió haberse terminado en 2014, pero desde poco más de la mitad de su construcción se ha visto afectada por manifestaciones de los indígenas vecinos de la misma que han cerrado carreteras y hecho toda clase de acciones para parar la obra.

La obra está en los corregimientos de Veladero y Bella Vista y tiene un inversión presupuestada de 86 millones de balboas.

Ahora bien, veamos objetivamente la situación. Obviemos que el país necesita más generación energética para evitar escasez futura, obviemos que la energía más barata es la hidroeléctrica. Si los inversionistas, como en efecto lo son, son extranjeros, ellos querrán cumplir con todas las leyes y no poner en peligro una inversión de casi 100 millones de balboas. Por lo tanto, parto de que se hicieron los estudios de impacto ambiental, que fueron aprobados y con ello se autorizó la construcción.

La obra tiene ya el 95 % completado. ¿Ahora es que los vecinos la objetan? Hasta donde pude estudiar, la represa está fuera de la comarca, hay algunas viviendas, pero esas también están fuera de la comarca. Si ahora resulta que ciertos monumentos y, quizá, hasta se dice un cementerio indígena, se afectarían, busquemos la manera de moverlos para poder terminar la obra. A mí me resulta inaceptable que hoy cuatro millones de residentes en el país se afecten por un centenar de indígenas a los que se les puede resolver su problema, si no fuesen intransigentes.

Yo realmente siento pena de país con los inversionistas extranjeros que creyeron en las oportunidades acá y vinieron a invertir para ver ahora tremendo problema con su inversión. Aceptar la posición de los indígenas, de no permitir terminar y destruir lo construido, obligaría al Gobierno a indemnizar a los inversionistas, más perder la generación de 29 megavatios que el día de mañana nos serán quizá críticos en la oferta nacional.

Terminar la obra requiere llegar a una indemnización a los indígenas. Cuando yo leo lo que movilizaron los chinos para poder hacer la represa de las tres gargantas, (más de 1 500 000 de personas), lo que Brasil, Argentina y Uruguay movieron para terminar su gran represa, pienso que ellos allá se estarán riendo de nosotros, donde el presidente ha ido más de cinco veces, la vicepresidente preside una comisión y los indios solo dicen que no.

En resumen, para mí esto se reduce a la voluntad política del Gobierno. No se puede estar bien con Dios y con el diablo, hay que respaldar lo que creas que es lo correcto. En Barro Blanco, lo correcto es terminar la obra e indemnizar a los afectados, las comarcas cada vez están más cerca de todos, hoy hay profesionales de toda índole salidos de las filas de los indígenas, cada día más se incorporan a la sociedad en cabeceras y la capital. Tenemos todos que pensar en Panamá, no en regiones.

Al final, me preocupará que el presidente, como el anterior, piensa electoralmente. De allí que ha aumentado los subsidios, aumenta salarios (policía y funcionarios hasta 500 balboas mensuales) y quizá igualmente teme que un mal manejo en la comarca le cueste los votos de los indígenas. Triste, Panamá queda siempre detrás del tema electoral. Quizá algún día nos toque un presidente que no le importe pagar el precio político por aprobar lo que le conviene al país. En ese sentido siempre tendrá las ventaja un Gobierno totalitario, que no esté prisionero de las próximas elecciones.

Barro Blanco es un gran laboratorio para el futuro. Otros inversionistas se enfrentarán quizá no a indígenas, pero a ambientalistas o inclusive moradores de regiones y tocara al Gobierno de turno apoyar o no la inversión. Históricamente hemos visto situaciones, como la decisión inconstitucional de dar en concesión casinos y juegos de azar, pero todos los Gobiernos la han respaldado y hoy millones en inversiones hay en casinos. Los permisos de marinas no todos cumplen con la ley, pero se respaldan y apoyan por el aporte económico. Hoy, para salvar Colón, se discute un proyecto de 16 calles ‘libres', un San Andresito, y miraremos todos para otro lado.

El Gobierno del presidente Varela tiene una decisión delicada, pero importante, Barro Blanco tiene que terminarse, tiene que sumarse a la oferta eléctrica.

ANALISTA POLÍTICO.

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