• 21/11/2015 01:00

Maduro y la Unasur escogen “acompañamiento” chavista

Es evidente la desesperación de la izquierda bolivariana latinoamericana ante la pérdida de las elecciones presidenciales en Argentina.

Es evidente la desesperación de la izquierda bolivariana latinoamericana ante la pérdida de las elecciones presidenciales en Argentina, con el seguro triunfo de Macri, que ya supera a su contendor gaucho-bolivariano con una ventaja superior a los 8 puntos, y la debacle que se avecina de elecciones legislativas en Venezuela, en donde todas las encuestas anuncian, incluidas las bolivarianas, que la oposición ganará con una diferencia entre un 18,5 % y 35 % de los votos. La voluntad de cambio del pueblo venezolano es tan evidente y aplastante, que Maduro y el Consejo Nacional Electoral (CNE) están utilizando inescrupulosamente todos los recursos y ventajismos disponibles, no solo del Estado contra la oposición, sino incluso a ese mundo oscuro de la izquierdista bolivariana latinoamericana ‘haragana ', que hasta ahora ha vivido de los dispendiosos recursos venezolanos, para que los auxilie y ayude a mantener a este Gobierno de Maduro que la Comunidad Internacional comienza a cuestionar y a poner en duda la pulcritud del proceso electoral, más aún, cuando progresivamente se van descubriendo operaciones nadas santas que moralmente dañan la dignidad de Venezuela.

A pesar de los cuestionamientos que el Tribunal Superior del Brasil efectuó por la tardanza en la invitación del acompañamiento, como una estrategia política para evitar que los técnicos electorales pudieran realizar según los estándares internacionales las Auditorías del Código Fuente, el Programa de Máquinas del Sufragio, la Auditoría de los Cuadernos de Votación, entre otros muchos aspectos técnicos, los Tribunales Electorales y personalidades políticas serias han terminado negándose a prestarse al juego mañoso del CNE y de Maduro, con lo cual, se generó un conflicto político, que de por sí ya pone en duda la naturaleza misma del ‘Acompañamiento ' de la UNASUR.

Como si todo esto fuera poco, el chavista y cuestionado secretario general de la UNASUR, siguiendo el juego del desprestigiado y recientemente vapuleado Gobierno revolucionario bolivariano, han negociado para nombrar como jefe político de la Delegación de dicho órgano suramericano, nada más ni nada menos que al chavista expresidente Leonel Fernández, de esa caribeña República Dominicana que la quebrada Venezuela bolivariana viene de negociar y prácticamente condonar la mitad su deuda petrolera con Venezuela, aparte de haber comprado en su época una refinería que los propios dominicanos calificaban de cafetera, en donde supuestamente los petrodólares venezolanos bailaron al son del danzón dominicano.

Para completar el panorama del acompañamiento de la Unasur, nombran como jefe de la Misión Técnica Electoral al no menos chavista Wilfredo Ovando Rojas, quien fue designado a dedo por el presidente Evo Morales como máximo jefe del Órgano Electoral de Bolivia en 2010 y que la oposición en su momento además denunció que era activista político del parido MAS del presidente boliviano.

Así tenemos que el Gobierno de Maduro, el CNE y la Unasur cartelizada como están, remplazan a la prestigiosa e interamericana OEA por la pirata organización del Consejo de Expertos Electorales de Latinoamérica (CEELA), cuyo presidente, casual y curiosamente, es también un chavista bolivariano que responde a Rafael Correa, director de aguas en Guayas y posteriormente presidente del Tribunal Supremo Electoral del Ecuador durante parte de su mandato.

La realidad es que el CEELA no es otra cosa que un parapeto izquierdista surgido del Foro de Sao Paulo, impulsado y financiado por Chávez, como lo ratificó el presidente del Consejo Supremo Electoral de Nicaragua en 2008 (Diario La Prensa, 17/9/2008). Sin duda alguna, esta organización de expertos electorales es un parapeto que funciona como instancia de observación y legitimación electoral de los procesos eleccionarios de la izquierda bolivariana latinoamericana, de allí, la importancia y atención que brinde la Comunidad internacional para deslegitimar cualquier intento de desnaturalizar la voluntad popular venezolana de cambio.

*EL AUTOR FUE EMBAJADOR DE VENEZUELA EN PANAMÁ.

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