• 01/01/2015 01:01

¿Se harán verdaderos cambios en el 2016?

Al inicio del año que acaba de finalizar, dijimos que sería el de la justicia en nuestro país. Fue eso y mucho más

Al inicio del año que acaba de finalizar, dijimos que sería el de la justicia en nuestro país. Fue eso y mucho más. El 2015 se caracterizó por las múltiples denuncias de corrupción del gobierno anterior y la apertura de procesos legales a los implicados en ellos. También se evidenciaron los escándalos de un gobierno que prometió cambios pero que, al terminar su gestión en el 2014, demostró su abuso de las prerrogativas de la democracia y ser una administración plagada por el exceso y violaciones de los derechos de los ciudadanos.

Si bien es cierto el deseo generalizado de que los implicados en los actos de corrupción paguen sus culpas y se han generado muchas expectativas al respecto, ciertamente ello debe hacerse con una correcta aplicación de la ley, en consideración a la valoración de las pruebas y no por la calidad de las personas acusadas. Hacer justicia no significa condenar a un acusado, sino a aquél que se le demuestre ser verdaderamente culpable.

El 2015 que termina también fue un año lleno de altibajos políticos, económicos y sociales. Para el común de los panameños de a pie, aún quedan muchas promesas por cumplir y metas por alcanzar por parte del gobierno actual. Existe, igualmente, una mezcla de sentimientos encontrados por gran parte de la ciudadanía que esperaba realmente un avance positivo que se reflejara en mejores condiciones de vida, mejores servicios públicos, justicia efectiva e imparcial y la solución de un sinnúmero de problemas que usualmente nos agobian y que siguen sin soluciones efectivas. Se ha cuestionado mucho el nivel de ejecución y efectividad de los proyectos y obras de los distintos ministerios e instituciones públicas que conforman el estamento gubernamental, en especial aquellos que tienen un impacto directo en la calidad de vida de los ciudadanos. Entre ellos, se destacan principalmente los concernientes a seguridad y abastecimiento generalizado de agua potable, seguidos por salud, canasta básica y educación.

El sistema de transporte público y reparación de calles de la capital nunca llenó las expectativas de los usuarios y se caracterizó por la demora en el servicio, continuos atropellos a los usuarios, huelgas y paros de trabajadores que generaron las crisis de todos conocidas. Las constantes críticas a la lentitud del gobierno y a la poca presencia de ciertos ministros en los medios contribuyeron a aumentar, en cierta forma, la mala imagen o percepción que tienen los ciudadanos sobre ellos.

Hasta noviembre pasado el nivel de ejecución del Gobierno Central estaba por el 69%, donde las más altas eran en ministerios que no desarrollaban proyectos de inversión, sino más bien enfocados en programas sociales de subsidios, como es el caso del MIDES y Educación.

Qué decir del alarmante nivel de ejecución de la CSS con un pobre desempeño del 28%, que pone en peligro los programas de salud y atención a los miles de asegurados y usuarios del sistema, máxime porque se trata de una institución que genera sus propios ingresos en la cual está basada su autonomía.

Es bueno resaltar el impacto positivo del Metro de Panamá, así como el mejoramiento de la imagen del país a nivel internacional con la celebración de la Cumbre de las Américas en este año, al igual que ser escenario del histórico restablecimiento de relaciones diplomáticas, políticas y económicas de los Estados Unidos de América y Cuba.

En el área de competitividad, gracias al esfuerzo continuado de los gobiernos de los últimos lustros, hoy somos orgullosamente el segundo país en la escala de competitividad de Latinoamérica y el del mayor crecimiento económico regional. Lastimosamente, Panamá siguió encabezando la lista de los países con los más altos niveles de desigualdad social. Seguimos siendo un país de una pobre distribución de la riqueza y uno de los mayores desajustes sociales de los ciudadanos.

Las fiestas de Navidad y el inicio del Año Nuevo son momentos para la reflexión, la autoevaluación y la preparación para lo que deseamos sea nuestro futuro en 2016. Lo que hicimos bien y mal nos debe llevar a proponer cómo mejorar nuestras acciones futuras en base a los resultados del último año. Ello es aplicable al nivel personal, profesional y del país en general.

Finalmente, deseamos a todos nuestros lectores que inicien el nuevo año con una mayor comprensión de los objetivos nacionales que quedan por definir y alcanzar, para que el mensaje de la solidaridad y el amor sea recogido por nosotros y hagan más felices nuestras vidas.

ABOGADO

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El 2015 se caracterizó por las múltiples denuncias de corrupción del gobierno anterior y la apertura de procesos legales a los implicados en ellos.

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